Este segundo episodio trata sobre el nacimiento de la guerra bacteriológica y las experiencias Japonesas y Norteamericanas. En junio de 1938, la unidad japonesa 731 tuvo lista su base de Pingfang que ocupaba un área de 32 kilómetros cuadrados ocupada por 3.000 personas entre científicos y técnicos. Al mando del general Isii Shiro, en este complejo militar, dieron comienzo las investigaciones de las armas bacteriológicas.