El III Congreso Nacional de los Trabajadores muestra tímidos avances en la mejora de la situación de los proletarios. Los dirigentes del Sindicato Vertical aceptan las peticiones obreras y aprueban tres reivindicaciones: “a igual trabajo, igual salario”, seguro de paro y salario mínimo. A pesar de esta aprobación, los dirigentes del Sindicato retrasan la puesta en marcha de estas medidas, por lo que los obreros deciden protestar mediante una acción a la que todavía no tienen derecho: la huelga. Mientras, el país se rinde a todo un fenómeno: “Marcelino pan y vino”.