Martínez se encuentra en el hospital debatiéndose entre la vida y la muerte, por lo que Duque es consciente de que la única manera de salvar a Catalina, cautiva en un lugar secreto de la casa esperando que llegue su final, es asesinar a Cortés. El narcotraficante se dirige a casa de su enemigo para cumplir con su propósito. Sin embargo, a las puertas le espera Morón rodeado de guardaespaldas armados. Además, ante la inminencia del intercambio ruso-colombiano, Torres da la orden para que se produzca el asalto a los barcos.