Irene Rosales está agobiada, la casa se le hace pequeña y se acuerda mucho de sus hijas: "estoy súper agobiada, todo se me hace chico, no quiero ni encontrarme con nadie de la casa ni que me hablen", confiesa entre lágrimas. Por el contrario, Yoli está aguantando sin Fortu más de lo que pensaba y se siente muy animada.