Inma, una teleoperadora de la empresa Konecta, falleció el 13 de junio en su puesto de trabajo. Tenía unos 60 años, llevaba mucho tiempo en la empresa. Intentaron reanimarla pero no se pudo hacer nada. Sin embargo, con su cuerpo tendido en el suelo, la empresa no detuvo la actividad ni desalojó la sala, ni reunió a los compañeros. Hablamos con Laura Olías, periodista de elDiario.es especializada en información laboral, sobre lo que nos revela este caso de las condiciones en las que trabajan las personas que están en el telemarketing y sobre una empresa, Konecta, que acumula varias decisiones polémicas.