Los cuadros de los museos más importantes del mundo se han convertido en un sorprendente objetivo para la protesta. Una generación de activistas nos invita a pensar en la hipocresía de proteger el patrimonio, pero no el planeta. No todo el mundo les entiende. Escuchamos a Samuel, uno de los dos activistas que pegaron sus manos a los cuadros de Goya en el Prado y hablamos con Elena Cabrera, jefa de Cultura de elDiario.es.