Emilio Doménech tiene 33 años, pero ya le ha dado tiempo de saborear las mieles del éxito profesional: del prestigio profesional, de que todo el mundo le siga en Internet, de que todo el mundo se suscriba a sus canales. Y también le ha dado tiempo de ver lo que pasa cuando esa burbuja estalla y hay que seguir con la carrera profesional. Es una persona que siempre es precisa y ha resistido a todas las tentaciones que tiene Internet para hacer el mal. Siempre ha querido hacer el bien, el bien periodístico: "Este trabajo es solitario a muchos niveles, sobre todo cuando está stremeando o estás haciendo directos para la tele, porque es verdad que te pueden estar viendo cientos de miles de personas, pero cuando apago la cámara, no hay nadie en casa".