Boda, boda y boda es lo único que tiene Marcos dentro de la cabeza. El joven no para de pensar en todos los preparativos. Como el padre de Eva no va a poder ser el padrino, le propone a Santiago que ocupe el puesto. Este se emociona y con la ilusión se pone a organizar el banquete de Eva y Marcos en la taberna. Mientras tanto Marcos necesita conseguir la autorización de Lucía para casarse.