Venimos con toooda, con mucha adrenalina, y con un poco de informalidad. Vamos a hablar de una práctica de transporte informal, que si bien no podemos afirmar que es un símbolo patrio, se ha vuelto tan recurrente que hace parte del paisaje de nuestras ciudades intermedias y no tan intermedias, en donde le robaron protagonismo al transporte urbano de buses, busetas y sobre todo de taxis. Nos referimos al mototaxismo o rapimotismo, una práctica laboral repudiada por muchos y amada por los que prefieren andar veloces frente al desempleo y de paso “no quedarse con los crespos hechos”.
Venimos con toooda, con mucha adrenalina, y con un poco de informalidad. Vamos a hablar de una práctica de transporte informal, que si bien no podemos afirmar que es un símbolo patrio, se ha vuelto tan recurrente que hace parte del paisaje de nuestras ciudades intermedias y no tan intermedias, en donde le robaron protagonismo al transporte urbano de buses, busetas y sobre todo de taxis. Nos referimos al mototaxismo o rapimotismo, una práctica laboral repudiada por muchos y amada por los que prefieren andar veloces frente al desempleo y de paso “no quedarse con los crespos hechos”.