Roque se ve enfrentado a un grave problema. Tras la marcha de Leo del colegio descubre que su ex-mujer quiere dejar también el país, y llevarse con ella a su hija Alba. Roque intenta convencerla para que no lo haga pero Leo no desiste, lo que lleva a Roque a tomar una decisión que podrá tener repercusiones muy graves. Mientras Blanca está resentida con Miguel porque este la trata como si fuera una niña. Irene, mintiendo, hace creer a Miguel que Blanca no es para nada la mosquita muerta que parece. Y Miguel se siente intrigado. Hasta que descubre que Blanca está jugando con él. Miguel decide que ahora llega su turno de reírse y el juego llega a un punto en que se puede convertir en algo más peligroso.