Max le dice al capitán que le dará las coordenadas de tierra una vez que sus hombres o, al menos, parte de ellos, hayan subido al barco para zarpar todos juntos. El capitánsabe que no es posible evacuarles a todos, el Estrella Polar sólo tiene capacidad para 50 personas que son, precisamente, las que ya están a bordo en este momento. La única solución sería hacer dos viajes hacía las coordenadas marcadas por Max pero, ¿a quién dejar en el hotel? ¿Estarán seguros? ¿Volverán a verles? Estela lleva horas oyendo un extraño sonido que parece proceder de los ascensores. Es como un aullido o un lamento, pero es imposible que haya nadie allí porque los ascensores quedaron vacíos y sumergidos tras el rescate del capitán y la doctora. Después de varias pruebas, comprobarán por fin lo que es: un crujido provocado por la inclinación del edificio y empeorado por las mareas y las corrientes ¿cuánto tiempo más aguantará el hotel en pie? Julia y el capitán comunican a la tripulación que van a casarse. Palomares será el encargado de oficiar la ceremonia pero necesita que alguno de sus compañeros le ayude como monaguillo. El único que está dispuesto es Ramiro aunque antes necesita confesión. Cree que lo que ha hecho es demasiado terrible como para que Palomares pueda absolverle, lo peor es que el joven sacerdote también tiene dudas al respecto. A Burbuja la noticia de la boda le ha removido por dentro. Ha recordado que tuvo una novia antes de tener la burbuja, pero ahora cree que las chicas ya no le quieren. Revisa triste su caja de “recuerdos”, la que contiene las cosas de cuando era Roberto: cartas, fotos de Marimar y un móvil roto, del que aún recuerda el pin y que inmediatamente despierta la curiosidad de Gamboa. El profesor asegura que puede recuperar la información del móvil conectándolo a una pantalla externa, lo malo es que él también verá la información.