Cada noche, Yasmina y Bony controlan que la policía no husmee por su almacén. Cada noche, los agentes Alonso y Campillo vigilan un almacén donde nunca pasa nada… hasta que pasa.
Naiara, la nueva operadora de la centralita, intenta adaptarse a la estricta Olivares cuando recibe un desconcertante mensaje del agente Alonso. El irritante sobrino del capo aparece para poner orden.
Alonso y Naiara narran su peculiar cita a sus compañeros, al tiempo que los delincuentes intentan deshacerse de un molesto cadáver. Un vigilante aspirante a policía sospecha por encima de sus posibilidades.
Alonso y Campillo intentan que coopere una descarada testigo. Mientras, Bony y Yasmina limpian la escena del crimen. En comisaría, Olivares vigila que su hijo adolescente no haga de las suyas.
Un nuevo compañero disfruta picando a Alonso. A Campillo le toca dar explicaciones sobre el tiroteo a una apática psicóloga. Yasmina y Bony empiezan a decepcionarse con el mundo del hampa.
Después de tanto tiempo es hora de pasar a la acción. A policías y malhechores les toca demostrar de qué pasta están hechos. ¿Serán capaces de convertirse en los héroes y villanos que esperábamos?