Salvados repasa el ayer y hoy del amianto, un material tan rentable para las empresas como tóxico para los trabajadores que lo manipulan. Antes de 2030 habrán muerto más 40.000 personas en España a causa de enfermedades provocadas por el amianto, como la asbestosis o el cáncer de pulmón. Salvados aborda en el programa de esta semana la historia de este material utilizado en múltiples aplicaciones (desde el sector naval a materiales para la construcción) por empresas que conocían los riesgos que implicaba su manipulación aunque se los ocultaron a sus trabajadores. El programa viaja a Ferrol, sede de los antiguos astilleros Bazán, donde Jordi Évole habla con ex trabajadores del sector naval, afectados por enfermedades provocadas por el amianto. Todos ellos explican cómo la compañía nunca les advirtió del riesgo que corrían ni tomó medidas de protección y cómo intentó atribuir sus enfermedades al tabaco o incluso “a los frenos del autobús”. Évole entrevista en Barcelona a la abogada Marta Barrera, que representa a varios afectados de la empresa Uralita, la que más causas abiertas tiene por este tema en España. Barrera explica que los procesos de reclamación son largos y costosos económicamente, “pueden durar entre siete y ocho años y lo que no tienen mis clientes es tiempo”. El programa habla también con Paco Puche, ingeniero experto en amianto, que nos cuenta como “muy pocos ganaron mucho dinero en poco tiempo” con este material. Un grupo reducido de familias controlaba el negocio en Europa: “Todas ellas se encuentran hoy entre las principales fortunas del mundo”. En España el dominio de Uralita era tal que “el material se conoce con el nombre de la empresa”. Salvados se cierra en Brasil, tercer productor mundial de amianto actualmente. Allí, a las puertas de una fábrica de la multinacional Eternit, la antigua inspectora de Trabajo, Fernanda Giannasi nos cuenta como tras la prohibición del material en occidente, las