Matilde, una joven de 22 años, ve cómo su vida cambia drásticamente tras la repentina e inesperada muerte de su padre. Un hecho que marcará las vidas de la familia Garcés, empezando por la viuda Rosario y siguiendo con sus hermanos Luisa, Pablo y la pequeña Clarita. La ciudad de Madrid le deparará a la inquieta Matilde la necesidad de sacar adelante económicamente a su familia y encontrará trabajo en un distinguido Salón de té. Allí, comenzará su aventura junto a sus compañeras, ya que el establecimiento se halla en el centro de la capital, que comienza a labrarse el nombre que en los años venideros acabará teniendo. La alta sociedad, artistas, la noche madrileña…, todo le resultará nuevo al tiempo que tendrá que lidiar con Íñigo, un amigo del pasado quien le traerá de vuelta el problema más antiguo de la humanidad, el amor. Pero… ¿será lo único a lo que tenga que hacer frente?
Antonia y Pietro, los dos nuevos compañeros de Matilde en el Salón de té, la ayudarán a encontrar residencia en los bajos de la corrala donde ellos viven, ya que la joven tuvo que ver como su familia se quedaba en la calle tras ser desahuciada de la casa en donde cohabitaban los Garcés. Mientras, La Moderna sigue con su actividad diaria y a ella llegará Marta, una muchacha de aspecto macilento de quien se apiadará la más veterana de las dependientas Antonia, ofreciéndole algo de comida; a su vez la también dependienta del lugar y siempre alegre Trini, junto a su marido Miguel, el trabajador de la librería de la galería -el cual verá cómo hasta Teresa, la encargada de su esposa, querrá cortejarlo-, empezarán a comentar sus enredos diarios ya que todo matrimonio tiene sus embrollos. Por último, sobre Matilde se comenzarán a cernir claroscuros porque lo que no sabe es que doña Carla, esposa de don Jaime, intentará evitar que le robe lo que ella más desea poseer y no tiene. ¿Qué podrá ser?
Nuevo capítulo y nuevo hogar para los Garcés tras conseguir que don Braulio les alquile su casa en la parte baja de la corrala. Con ya un techo para su familia, Matilde se siente más aliviada para acercarse a Íñigo, lo que despertará la inquina en doña Carla que hará por saber de esta joven, a quien el destino vinculó con don Jaime, puesto que, en un desafortunado accidente de coche, el padre de Matilde falleció cuando ella era una incipiente adolescente. Además, don Jaime tendrá la necesidad de que su gerente Íñigo contrate a un inspector privado para averiguar que fue de la familia a quien dejó sin su principal soporte, y, como dueño de la galería donde se ubica La Moderna, Balbín le ofrecerá una cuantiosa cantidad de dinero para que transforme este lugar en una zona hotelera.
La familia Garcés empieza a conocer a sus nuevos vecinos de la corrala empezando por los hermanos Peña, el mayor Raimundo y su hermano Emilio, quienes se mostrarán displicentes con Pablo, al tiempo que el propio Emilio parece tener cierto interés en Luisa. Su madre Rosario le aconsejará que se presenta a los exámenes para acceder a la Escuela de Artes y Oficios, al contar con un gran talento para pintar. Mientras, la vida se abre paso en La Moderna y Pietro propone que comiencen a servir helados en el lugar, al tiempo que Matilde e Íñigo tienen un primer encuentro juntos: un picnic en el lugar donde se conocieron.
Los problemas económicos del tío de Marta, Higinio, hacen que ella robe una peseta en La Moderna, mientras Antonia se confiesa frente a la foto de su difunto marido Ramón, lo mucho que esta joven la está marcando. Sin embargo, los ímpetus de rebeldía de la enérgica Matilde la llevan a comentar a sus compañeras, sus quejas con respecto al distinto trato laboral que reciben hombres y mujeres en el establecimiento donde trabajan. Y enfrente del Salón de té, en el despacho de don Jaime, las diferencias entre las posturas de doña Carla y él persisten a causa de la propuesta hotelera de Balbín, y es por ello por lo que quizás Carla podría estar empezando a plantearse tener un hijo suyo. Un asunto, el de los hoteles, del que igual su gerente Íñigo también tendrá que dar cuentas.
Íñigo Peñalver, tras sufrir una herida en un hombro, hará que sus pesadillas de la guerra del Rif vuelvan del pasado para atormentarle en forma del personaje de Aguirre, su sargento durante la contienda. Mientras, los días van pasando en La Moderna, algo que Matilde notará al reclamar la presencia de un cuarto donde puedan descansar y cambiarse las empleadas del local. A la par que, a una de ellas, Marta, se le comenzará a complicar su estancia por culpa de su tío Higinio, ya que como es bien sabido, cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada. A su vez, doña Carla seguirá empeñada en unirse al lucrativo negocio de la construcción de hoteles, al tiempo que recibe negativas por parte de su marido. Finalmente, comienza a gestarse un teorema de Pitágoras amoroso donde Trini y Miguel serán la hipotenusa y Teresa y Cañete los catetos.
Antonia empieza a ver que Marta para ella es mucho más que una compañera de trabajo, y es por eso por lo que sabe que la presencia de su tío Higinio lo único que le está haciendo es crearla malas acciones, que la llevarán a terminar robando en su propio trabajo. Situación muy diferente a la de Esperanza y Pietro cuyas tiranteces recuerdan a las de Lope de Vega y Miguel de Cervantes, y esta vez a causa de la venta de helados en el Salón de té. En esa misma galería, la culpabilidad seguirá recorriendo el cuerpo de don Jaime hasta que dé con la familia del padre a quien atropelló. No así en su esposa, ya que doña Carla querrá hacerle ver a Íñigo que Aguirre es una amenaza para él... mientras Clarita recibirá una visita y no precisamente porque se le haya caído un diente.
¡Clarita ha desaparecido! Sí, y es que parece que la pequeña de los Garcés al final decidió otorgar un nuevo lamento a su familia. Ya saben que a la casa del pobre nadie va a vender perlas. Sin embargo, en el trabajo de Matilde los dimes y diretes entre Esperanza y Pietro continúan a causa de los helados de éste, y Miguel y Trini se disponen a afrontar un nuevo día en su ya de por sí ajetreada vida a causa de tener que esconder que son marido y mujer.
¡Clarita está viva! Por fin parece que los Garcés pueden tener una alegría, por ello, Luisa decide retomar su actividad pintora al tiempo que descubre que su boceto se completa por las noches; a su vez, a su hermano Pablo le empezarán a cantar las sirenas como a Ulises para juntarse con Raimundo, puesto que ya se sabe que lo prohibido, por el hecho de estarlo, suele atraer más. El Salón de té verá como Marta sigue bajo el yugo inquisidor de su tío Higinio, y finalmente la maestría en la repostería de Pietro conseguirá que los helados se queden en la carta de La Moderna. Para disgusto de Trini, Miguel rechaza su oferta de buscarse otro trabajo fuera de la galería.
Estamos en 1927 e Íñigo regresa a casa de su paso por la guerra del Rif, y al volver se encuentra que su gran amor de entonces doña Carla, ha decidido extender sus amoríos hasta casarse con don Jaime. Desplante este que le sentará muy mal al propio Íñigo, que a su vez le tendrá que explicar a Matilde, la tercera en discordia, que relación mantiene en la actualidad con la esposa del dueño de la galería donde ella trabaja. Por lo demás, cada uno irá haciendo sus vidas más y más laberínticas: Marta seguirá robando para su tío, Balbín mantiene la esperanza de convencer a don Jaime para que se pase al negocio hotelero, y Pablo persiste en que Raimundo y Emilio le acepten como uno más. Mientras, el misterio por saber a quien atropelló don Jaime parece que está cerca de resolverse.
¡Teresa descubre que falta dinero en la caja registradora! Mientras este rumor se empieza a cocinar en La Moderna, Cañete sigue con su pretensión de llegar hasta el corazón de Trini. Por ello, gracias a la ayuda del librero y ya amigo suyo Miguel, le compra un libro de geología. Veremos si Trini es de geología, de geografía o de no saber cómo quitarse de encima a su compañero Cañete. Además de que no será la única que tenga lectura, ya que su compañero Pietro recibirá una carta de su hijo avisándole que tiene intención de ir a visitarle. Rosario cuidará de sus hijos animando a Luisa para que no se desanime con respecto a la Escuela de Artes y Oficios, y entre tanto, a Pablo el dejarle más libre hará que empiece sus trapicheos con el lumpen de la ciudad. En ese tiempo, la mayor Matilde tiene intención de recuperar la ilusión con Íñigo al verle al frente de un comedor social.
El Salón de té se prepara para salir en un reportaje periodístico, al tiempo que Teresa ha descubierto que falta dinero en la caja. Un dinero que finalmente Marta terminará devolviendo. Esperanza sentirá el recelo de sus compañeros al no haber sido invitada a la fiesta que Pietro y Antonia están organizando en la corrala, para recibir al hijo del italiano. Mientras don Fermín acoge al periodista, don Jaime atenderá a las falsas Rosario y Matilde, contratadas por doña Carla, y así conseguir que su marido deje de indagar sobre este asunto. Entre tanto, la Matilde de verdad recibe la información por parte de Íñigo de que está siendo acosado por Aguirre, y éste, que es de los que piensa que la distancia es el olvido, las mantendrá con respecto a ella.
La persistencia de Aguirre en la vida de Íñigo Peñalver empieza a pasarle factura. Sin embargo, le cuenta a Matilde que va a colaborar con La Moderna por petición expresa de su propio dueño. No será el único, ya que Emilio también hará labores descargando mercancía. Hecho que no le dará satisfacción alguna a su hermano Raimundo. Un Salón de té que se encuentra bajo las expectativas de la llegada del periodista para hacer su reportaje, máxime tras haber encontrado Esperanza el dinero que creían perdido. Pero como en la casa del pobre, la alegría es efímera como una brisa, la propia Esperanza verá que, tanto ella como Elías, no consiguen que Pietro les invite a la fiesta que está organizando de cara a la llegada de su hijo.
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La entrada de Manuel en la casa de la familia Garcés al principio supondrá algunas discrepancias entre sus miembros, ya que, como Matilde, es de las que opina que puede venir a perturbar la buena armonía que ellos mantienen. Pese a este primer rechazo, poco a poco los vecinos de la corrala irán conociendo a un Manuel gentil y hospitalario, al ayudar con una avería que aparecerá en ella. Además de que esta avería no será a lo único a lo que se enfrente Pietro, ya que tendrá que participar en un concurso de pasteles para así recobrar su fe en él mismo. Así, don Fermín por un lado acogerá en su Salón de té a los principales empresarios de la ciudad, mientras ve desaparecer un objeto valioso de su escritorio, y a ello sumará la visita de su sobrina Laurita. La joven entrará a La Moderna pensando que el lugar no es más que el decorado de una de las muchas películas que de ahora en adelante se montará, debido a su gran afición por el medio cinematográfico.
Por si Íñigo no tuviera suficiente con el desmayo que sufrió durante la reunión con el resto de los empresarios, ahora la herida que le profirieron con anterioridad, vuelve en forma de dolor punzante que le hará estar postrado en cama, y que sea doña Carla quien le asista. Mientras aquí Carla encuentra su consuelo, lo que ella no sabe es que los problemas crecen si uno traspasa la delgada línea de la ilegalidad, y así, la desaparición de Balbín supondrá para ella una actividad que ya creía cerrada. Pero como no todo es oscuridad, hasta La Moderna aparecerá Marta ataviada con un nuevo pañuelo y un presente para Antonia, que despertará las miradas del salón... aunque no todas, pues la presencia de Fernando Collado, un apuesto actor, galán de cine del momento quien querrá hacerse un hueco en Hollywood como el nuevo Douglas Fairbanks, revolverá a una de las dependientas.
Los flashbacks nos enseñarán que Carla y Aguirre fueron una pareja la mar de cariñosa y apasionada, algo que la actualidad ha tratado de borrar con la presencia de Matilde y las idas y venidas de la propia Carla. El amor es lo que tiene, y, sino que se lo pregunten a Cañete, que harto de ver como no consigue la atención de Trini, el librero Miguel, en un consejo de amigo o por evitarse un rival en estos menesteres, le aconsejará que lo mejor es que siga estando soltero y entero. A don Fermín no le llegarán las reclamaciones que Matilde le interpone a Teresa de tener un descanso para las comidas ya que, entre otros asuntos, él tendrá la cabeza y sus pensamientos en descubrir que ha pasado con su estilográfica al no encontrarla. Por suerte para Pietro, su hijo le escribe un telegrama donde le anuncia el motivo por el que no pudo ir a verle.
La alegría de Pietro por ganar el concurso de pasteles, contrasta con la pena y tristeza que Antonia siente al constatar sus sospechas de que era Marta la que estaba hurtando en el Salón de té. El mazazo para ella será tremendo ya que, además, ante el interrogatorio de don Fermín, Antonia defendió la inocencia de sus compañeras y compañeros, asegurando que ninguno podía haber cometido tal tropelía. La actividad de La Moderna se cerrará por hoy con la confirmación de Laurita como nueva trabajadora del establecimiento. Así que ahora a la sobrina del dueño le tocará ganarse el favor de sus compañeras, con las que no ha entrado del todo bien. Hecho similar que tendrá que seguir llevando a cabo Manuel en la corrala y con la familia Garcés.
Manuel de momento no es fruta madura para Matilde, como sí lo es Íñigo para ella. Algo que también sigue pensado doña Carla sobre el apuesto gerente del Madrid Cabaret, pese a los rechazos que le dispendia casi de manera constante. Manuel, por lo tanto, parece que se tendrá que conformar con pasar una noche con Matilde en la zarzuela. Mientras, Íñigo se reincorpora poco a poco a sus quehaceres laborales poniéndose al día con la situación de la desaparición de Balbín, siendo incluso reclamado por las autoridades competentes, para que conteste una serie de preguntas acerca de la relación laboral que ambos mantenían. Por último, si ya de por sí es un mazazo ver a un compañero de trabajo robar, más lo es todavía si cabe que Antonia descubra que Marta haya estado sustrayendo dinero a don Fermín y le toque encubrirla frente a Teresa.
Íñigo vuelve de su interrogatorio sobre Balbín y en La Moderna parece que se va a iniciar otro por los últimos robos y acontecimientos que allí están acaeciendo. En ese tiempo, en la corrala de los Garcés y los hermanos Peña, Emilio le confesará a su hermano mayor Raimundo que está pensando en buscarse un trabajo decente. Quién sabe si lo hará por querer de terminar de gustar a Luisa. Una Luisa que se va a enterar de que la pintora Maruja Mallo va a visitar La Goleta de las Letras, la librería de la galería, y, gracias al buen hacer de Íñigo, tendrá las entradas que le permitan acudir a su conferencia "De la figuración al surrealismo".
Madrid amanece con la noticia en los periódicos de que el empresario Balbín ha aparecido muerto con un disparo en la sien. Pero la galería comercial tendrá una noticia aun más impactante, finalmente se produce la conferencia de la precoz y multidisciplinar artista Maruja Mallo en la librería La Goleta de las Letras. Hasta allí se desplazarán Matilde y Luisa, una admiradora y entregada de su obra, para escuchar cómo ha conseguido en tan corta carrera hacerse un nombre en el difícil mundo del arte, no dejándose eclipsar por otras figuras del momento como Salvador Dalí. Al final el buen desempeño de Luisa con los lápices hará que hasta la propia Maruja Mallo sepa valorar su talento, y la emplace a verse con ella en otro momento para tratar este asunto con más detenimiento.
El buen trazo de Luisa con el dibujo hace que hasta la mismísima Maruja Mallo quede impresionada de ello, y por eso le consigue una prueba en la Compañía Iberoamericana de Publicaciones. Un puesto que acabará siendo suyo. Y fuera del glamouroso mundo de Maruja Mallo, Marta termina confesando el robo en La Moderna, algo que lleva a don Fermín a despedirla de manera fulminante y a Antonia a una decepción absoluta. Revés que quién sabe si Elías añadirá a su haber, puesto que tras descubrir varias cartas anónimas en las que se confesaba el amor por una persona, terminará dando por supuesto que son para él y, que su autora no ha podido ser otra que Laurita, la sobrina de don Fermín.
¡Antonia es despedida de La Moderna! Sí, aunque parezca un clickbait, la más veterana de las dependientas sufre la ira de don Fermín, y acaba sin trabajo tras haber encubierto a Marta en el asunto del robo. No tendrá la cabeza para amores, no así Manuel, que lo sigue intentado con Matilde, a la que ha conseguido sacar a pasear, o Elías y Cañete con Laurita y Trini respectivamente; mientras, Teresa se lanza a darle un beso apasionado a Miguel en plena librería dejándole sin respuesta alguna. Si dicen que el cambio es inevitable con respecto al tiempo, quizá Laurita sea el mejor ejemplo, pues ha prometido tomarse su trabajo en el Salón de té en serio. Sin embargo, el caso de Manuel igual resulta ser diferente, pues quedará con una persona que no le es indiferente a Matilde.
Laurita empieza a ampliar sus conocimientos y desempeños en el Salón de té tan rápido como su relación con Fernando Collado comienza a despegar.
Júbilo en La Moderna ante la vuelta de Antonia después de que don Fermín le concediese un indulto laboral y la volviese a readmitir.
Antonia no puede más y decide salir a buscar a Marta por Madrid para intentar dar con su paradero. Algo que termina ocurriendo, pero no por sus dotes.
Cañete ya no sabe cómo llamar la atención de Trini, y encima Elías ha descubierto donde vive. Al final, triunfa el amor entre Emilio y Luisa.
¡Elías descubre unas zapatillas de hombre cuando va a visitar a Trini! El que igual sí que se encuentra soltero de ahora en adelante es don Jaime.
La relación entre don Jaime y doña Carla parece que sigue rota y sin solución alguna. La fortuna también le es huidiza a Emilio con Luisa.
e té la modernaepisodio 35 0:13 -56:54 Salón de té La Moderna DETALLES EPISODIOS CLIPS Episodio 35 Episodio 35 00:57:0713/11/2023 Sub SINOPSIS En este nuevo día se levantó don Jaime con intenciones de irse a trabajar, hasta que se entera de que no solo su esposa Carla le ha engañado con respecto a su no embarazo, sino que además, ¡le ha estado robando dinero y le mintió con respecto a la familia a la que había atropellado! Desde luego, un lunes muy lunes para Jaime Morcuende. Por ello decidirá ir hasta la corrala para conocer a la verdadera familia a la que dejó sin referente paterno. Sentirse utilizado en el amor, cual bayeta de fregar, siempre es un dolor que tarda en irse, y eso es lo que le ocurrirá también a Laurita al darse cuenta de que Fernando Collado tan solo la quería para ser mostrada delante de sus otros amigos actores, como si de un trofeo de la academia de cine se tratase. Las desgracias no se venden en pares sueltos, y Antonia tendrá que oír cómo Pilar y su querido
¡Aparece un cadáver en la galería! Un terrible asesinato se ha perpetrado en pleno centro de la ciudad de Madrid. Los negocios de la galería se despiertan con la impactante noticia que por seguro era del todo inesperada. A ello, tal vez, haya que sumar consecuencias adyacentes. Esta nueva no dejará indiferente a nadie y marcará al resto de locales y personal del lugar. Al tiempo que a su vez, la noche anterior también se llevó a cabo un intento de robo en el cine, liderado por los hermanos Peña y por Pablo. Algo que no le gustará nada a Luisa, llevándola a enfrentarse con los dos hermanos a los que acusa de haber arrastrado al suyo al lado oscuro de la sociedad madrileña. Qué cosas ocurrían en 1930, y desafortunadamente sufrir por amor es algo que se mantiene en la actualidad, y sino que se lo digan a Laurita y a Teresa, ya que la primera seguirá con el dolor por Fernando Collado y la segunda querrá presentarles a sus amigas por fin un novio, y ese no es otro que el librero Miguel.
Comienza la investigación para esclarecer lo sucedido en torno al cadáver aparecido en la galería. El inspector Ocampos inicia sus pesquisas para intentar dar con el culpable o culpables de tal atroz y vil asesinato. El tiempo de interrogatorios a posibles sospechosos ha empezado. ¡Y es curioso porque se rumorea que el atraco al cine y el asesinato podrían estar relacionados! Una noticia que por seguro no le hará mucha gracia a Pablo, que ve cómo empieza a temer por su libertad. Una libertad que Antonia no siente conservar al tener la presión de Pilar Valladares encima y la supuesta hija que ella dice que tuvo con Ramón. En otro orden de cosas, Laurita y Fernando Collado siguen al gato y al ratón, puesto que a la sobrina del dueño no le termina de convencer la forma tan original del actor para pedirle perdón; como a Miguel, que tampoco logra meter en cintura la petición de Teresa; y Esperanza continúa organizando un concurso de repostería contra Pietro en La Moderna.
Pablo comienza a ver que quizás juntarse con la compañía de Raimundo Peña no es lo que más le convenga, pues a él es posible que esté entregando su futuro sin ser del todo consciente. El inspector Ocampos continúa acercando cada vez más su investigación sobre el misterioso asesinato de la galería. Veremos las primeras detenciones con respecto al intento de atraco al cine, pues Carla Morcuende identifica a Raimundo y Emilio -a quien le da tiempo a escapar-, y asegura que había con ellos una tercera persona. El aniversario del secreto mejor guardado entre Trini y Miguel se acerca. Y como de terceras personas va la relación entre Laurita y Fernando Collado, ambos encuentran la manera de comunicarse mediante mensajes en las revistas. Los problemas financieros de Antonia despiertan inquietud en don Fermín y Pietro , por eso el concurso del mejor pastel de grosella entre Esperanza y el italiano, parece algo menor.
Tras la detención de Raimundo le toca ahora el turno a su hermano Emilio. Lo que ellos no saben es que se les acusa de ser los autores materiales del crimen de la galería. Al lado de semejante noticia, que Pietro finalmente gane el concurso del mejor pastel de grosella a Esperanza, o que Laurita le termine perdonando a Fernando Collado, es algo que se queda en agua de borrajas. No así el tema de Antonia con la supuesta hija de su Ramón, que tras no poder conseguir el dinero que le reclama su teórica madre, tendrá que seguir viendo a Pilar Valladares. Tampoco el hecho de ver cómo el aniversario de Trini y Miguel queda truncado no una vez, sino dos por las llegadas primero de Elías y Cañete al Madrid Cabaret, y después por Teresa y sus amigas que decidieron acabar su cena anual, casualmente también en el mismo local. Habrá premio para ella ya que terminará bailando con Miguel.
Muy a su pesar, Trini vio cómo tenía que compartir a su marido Miguel con Teresa, ¡y en la noche de su aniversario! Además, encima parece ser que le gustó la experiencia y le propondrá al librero que se apunten juntos a clases de baile. La ilusión de Laurita de ir al cine con Fernando Collado contrasta con la sensación de incuria con la llegada de Amelia, la esposa del actor. Sensación similar para Antonia, que tras recibir un adelanto de dinero por parte de don Fermín para entregárselo a Pilar, resulta que ésta le dice que no es un montante suficiente. En casa de los Garcés, sin embargo, la desgracia está a punto de dominar a esta nuestra familia, después de que Luisa le terminase confesando a Matilde la presencia de Pablo en el robo del cine de la galería. Es obvio que, tras las detenciones de Raimundo y Emilio, no parece ser que el varón de los Garcés vaya a conseguir librarse de pisar la cárcel.
La detención de Pablo es algo que a una familia como la Garcés va a dejar marcada. No es para menos, ya que, pese a que se declare inocente, sobre él pesa la acusación de un testigo que lo involucra en los hechos. Por ello esta familia sufrirá el periodismo amarillista de un junta letras como Evaristo Senabre, mientras Matilde se escapa un día del trabajo para pedirle ayuda a Íñigo, algo de lo que no obtendrá retribución alguna. Otra que tampoco está obteniendo la contestación que quisiera, en este caso por inexistente, es Laurita con Fernando Collado. Si Miguel y Trini están cabreados, más lo están Cañete y Teresa tras una fuerte discusión, y quien sabe, igual los que se pelean se desean. Aunque si la noticia de Pablo es impactante, en su medida, para Antonia conocer la supuesta hija que tuvo su Ramón con Pilar Valladares, será algo que desde luego le costará olvidar.
La vuelta de Matilde Garcés a trabajar en La Moderna le supondrá un problema a don Fermín, puesto que empieza a dudar de si despedirla o no. Al fin y al cabo, los constantes ataques y artículos de Evaristo Senabre sobre la familia Garcés, y en particular de la figura de Matilde, están haciendo que algunos clientes muestren públicamente su rechazo a acudir a este local. Desde luego, este no es un asunto del que la gente se vaya a olvidar rápido, y prueba de ello puede ser la pintada que se encontrarán los hermanos Peña en la puerta de su casa. Claramente cuentan con el rechazo de sus vecinos de la corrala. Mientras los ánimos en el Salón de té siguen un tanto a flor de piel, Cañete y Teresa parecen no arreglarse. Últimas tres cuestiones: Antonia no cuenta con el dinero suficiente que le reclama Pilar y se plantea pedir un préstamo; Laurita y Fernando Collado tendrán otra cita; ¡y Elías acude a casa de Trini y allí se encuentra con Miguel!
A doña Carla sólo hay una persona que la ponga incómoda y esa no es otra que su madre doña Bárbara. La pomposa y barroca madre de Carla hace su aparición por la galería, con el pretexto de darle el pésame a su hija por la muerte de su esposo don Jaime, de la que se enteró al leerla por la prensa, ya que ella se encontraba en la soleada San Marino. Además de haberle dado el sol, lo que también trae es la compañía de Fabio del Moral, un diplomático de carrera. Parece que la estancia de ambos no va a ser muy prolongada, puesto que sus intenciones es continuar su viaje hacia El Escorial. Pero como al sol que más calienta, Carla le confiesa a su madre la herencia que le ha dejado su marido, para alegría de una doña Bárbara, quien ve ahora en su hija a una persona con poder y dinero. Matilde, sin embargo, conservará su puesto en La Moderna, gracias en parte al fuerte apoyo que le han brindado sus compañeras. Marta no querrá que estas excompañeras del Salón se enteren de que anda mendigando.
La presencia de Matilde como trabajadora en La Moderna sigue generando malestar entre los clientes, que acuden a consumir un delicioso pastel de grosella. Por ello, don Fermín le recomendará actuar con más discreción frente a, por ejemplo, periodistas como Senabre. Con Pablo en la cárcel, el inspector Ocampos empieza a dudar del asesinato de don Jaime, pues sus sospechas tras la abertura del testamento comienzan a hacerse presentes. Por eso la investigación no ha hecho más que comenzar. Carla sigue con su estrategia de alejar a Íñigo de Matilde recurriendo a Manuel, a quien insta a que continúe con sus flirteos con Matilde. El propio Manuel otorgará un dinero a la familia Garcés, que les ayudará en la búsqueda de un abogado para Pablo. Algo que también hará Antonia con Pilar tras conseguirlo de un préstamo, justo antes de que Pietro le demuestre que era una estafadora desde el principio. Lo que Antonia no sabe es que Esperanza le contará a Trini que cree haber visto a Marta mendigando
La familia Garcés ha conseguido un abogado y sin tener que recurrir a la ayuda de Íñigo. Éste les empieza a asesorar para que no den ningún paso sin que él lo sepa o autorice. De esta forma, Matilde por ejemplo podrá evitar más desprecios en La Moderna. Veremos al final en qué queda todo este asunto. Mientras, en el Salón de té, Teresa y Cañete siguen a la gresca entre ellos dos. Pero, además, ¿qué habrá pasado para que Cañete se levante un día en el sofá de Miguel y Trini? Supongo que no le faltarán sentimientos encontrados al respecto, algo similar a lo que le pueda ocurrir a Antonia, que tras librarse de Pilar Valladares, no sabe si ahora prefiere la estafa o que finalmente su Ramón le fuera leal. Y como a cada olla, su cobertera, Marta se verá en la necesidad de mendigar auspiciada por su tío Higinio. Por último, Íñigo recibirá una visita en su casa que por seguro no esperaba.
De nuevo doña Bárbara, madre de doña Carla, vuelve a hacer acto de presencia junto a su hija, y es en este momento, cuando descubrimos algo más de la relación que mantiene con su acompañante, Fabio del Moral, a quien conoció en la Embajada de España en Francia. Un Fabio del Moral al que le revelaremos por boca de doña Bárbara que tiene intenciones de entrar en política, una vez acabe su carrera diplomática. Sin embargo, parece ser que los propósitos de la madre de Carla no son recuperar el tiempo con su hija, sino juntarse al calor de la herencia de don Jaime que ahora doña Carla posee. Además, la presencia de Fabio del Moral revivirá una antigua amistad entre él e Íñigo Peñalver, a quienes veremos rememorar viejos tiempos de cuando seguían las carreras de caballos en el hipódromo. Por último, Ocampos le tomará declaración a Antonia tras lo sucedido con Pilar Valladares; y Amelia, la esposa de Fernando Collado, también abroncará a Laurita por haber estado arrimando el ala con su marido
episodio 48 0:00 -1:02:27 Salón de té La Moderna DETALLES EPISODIOS CLIPS Episodio 47 Episodio 47 01:02:2730/11/2023 Sub SINOPSIS Íñigo Peñalver y Fabio del Moral retoman su antigua relación de amistad, gracias al inesperado encuentro que tuvieron en la galería a causa de la vuelta de doña Bárbara. A través de una conversación entre los dos, Fabio del Moral desvela que tiene serias intenciones de iniciar su carrera en la política española, y además descubrimos el gusto compartido de ambos por las carreras de caballos. Mientras tanto, Antonia siente la necesidad de desvelar a sus compañeras las penurias económicas por las que anda pasando, tras la estafa que ha sufrido con el asunto de Pilar Valladares. Aunque bueno, para Antonia saber que puede dar con Marta, le ayudará a sobrellevar esta carga financiera. Y como las cosas de palacio, van despacio, Miguel no conseguirá hacerse un manitas con el bricolaje de su casa y la de Trini. Finalmente, la presencia de doña Bárbara en Íñigo
Miguel se siente perseguido por Teresa en la galería, y no es para menos, porque se va a presentar en casa de los dos. Sí, Trini se tendrá que esconder de ella. Aunque en su defensa, previamente descubriremos, que le había pedido a Miguel si le podía cuidar al periquito. Todo ello sin Matilde en La Moderna, después de que don Fermín finalmente le haya concedido unos días hasta que se calmen las aguas en el Salón. Algo que igual hubiera preferido Gabriela para su hija, después de la conversación que mantendrá con Amelia, la esposa de Fernando Collado. Esperanza le comentará a Antonia qué vio cuando creyó ver a Marta mendigando, quien tal vez acabe volviendo al lugar donde fue feliz, con sus compañeras de La Moderna.
La relación entre Pascual e Íñigo continúa poco a poco afianzándose, pese a los problemas de amnesia que sufre su padre. El dueño del Madrid Cabaret le cuenta a Pascual sus sentimientos hacia Matilde. Y Matilde anda metida en sus estudios, ya que al final Teresa ha conseguido mover los turnos para que a ella le puedan cuadrar las horas. Y, además, Íñigo se empeñará en presentarle a su padre. Si los polos opuestos se atraen, desde luego que es una teoría que cobra fundamento al ver la nueva relación de cercanía que mantienen Aguirre y don Fermín, principalmente a causa de las cartas. En otra punta de la ciudad de Madrid, la corrala tendrá los acercamientos un tanto irrespetuosos de don Cecilio con Marta, algo que ella no se lo tomará bien. En este taller nada bueno aguarda, pues Luisa se muestra recelosa con la otra clienta, Josefa. A su vez, su hermano Pablo confirma que se marcha a Jerez a trabajar en una fábrica de motos.
Íñigo mantiene algunas dudas acerca de si su padre le está diciendo la verdad o no, entre otras cosas, porque le termina pillando en un renuncio. Mientras, Matilde repara en la extraña relación que mantienen actualmente Aguirre y don Fermín. Pero hay hueco para cosas más raras, puesto que Cañete le confirma a Elías que tiene intención de apuntarse a clases de baile. Para sorpresa del jefe de camareros, en la academia se encontrará con¿ Teresa. Pero para más sorpresa si cabe, ¡ambos bailan juntos y no hacen una mala pareja! En estos momentos también Luisa se mostrará dolida y enfadada con Josefa, a causa del robo del figurín que ella le perpetró; y Laurita tiene ideas frescas para captar a nuevos clientes para La Moderna. Finalmente, Pablo se despedirá de su familia y pondrá rumbo a Jerez a trabajar en una fábrica de motos.
Pascual, el padre de Íñigo, le termina revelando a su hijo la verdad sobre su situación: no padece amnesia. No conforme con ello, rehízo su vida con otra familia. Frente a tal mazazo, Íñigo decide poner tierra de por medio con su padre y alejarse de él por un tiempo. Es evidente que necesita reflexionar sobre esta nueva situación que se le plantea. Esta dura impresión no es la única que habrá, al descubrir que el cadáver que Marta había reconocido no es el de su tío Higinio. Inés deberá seguir acogiéndose a aquello de "los amores reñidos son los más queridos", puesto que por ejemplo andará desconsolada por haber visto besándose a Emilio y Luisa, quienes prosiguen haciendo planes de futuro juntos. Mientras tanto, Cañete reconocerá que Teresa gana en las distancias cortas, al tiempo que la encargada está molesta con Trini por haberla dejado sola en la clase de baile. Lo que no sabe el bueno de Cañete es que según le cuenta Trini a Miguel, Teresa no le corresponde.
Íñigo le comunica a Carla que va a echar a su padre Pascual de su vida. Por ello Pascual decide tomar acción y comprarse un billete para irse de la ciudad de Madrid, y así se lo hace saber a Íñigo. Quién también tomará la decisión de dejar algo será Inés, y en su caso el Madrid Cabaret. Asimismo, Aguirre querrá llevarse a don Fermín al hipódromo para seguir fomentando las migas entre los dos, al tiempo que en su negocio, en La Moderna, Esperanza empieza sus refriegas contra Pietro a causa de que le hayan dado a él un ayudante y no a ella. En la academia de baile, Cañete intenta bailar con Teresa, pero ésta le rehúye. Y encima para colmo del jefe de camareros, Elías acude hasta allí y terminará formando pareja de baile con la encargada Teresa. De desdichas está lleno el mundo, o, sino que se lo digan a Marta por la presencia de don Cecilio, un señor que parece no entender cuando una persona molesta en un sitio. Por último, podremos ver un nuevo amago de ceguera de Luisa.
Pascual le revela a Carla que le queda poco tiempo de vida, así que, y pensando en Íñigo, ésta le pide a Pascual que se quede en Madrid y con ello hacer recapacitar a su hijo de que debe quedarse en la ciudad. Ella también aprovechará para ser quien le diga a Íñigo que su padre se está muriendo. Mientras tanto, Matilde andará entretenida siguiendo las andanzas de Aguirre con Fermín, hecho que la perturbará. Más entretenido andará Elías dándoles clases particulares de baile a Cañete, y así, intentar dejar de sentirse tan torpe en las clases de baile, como le confesó el propio Cañete a Miguel. Por su parte, Pietro se disculpará con don Fermín después de que Pablo abandonara el trabajo como su ayudante en el obrador nada más aceptarlo. Hasta el Madrid Cabaret se personará un viejo conocido de Emilio, que a buen seguro no le traerá buen recuerdo.
Íñigo le cuenta a Matilde la delicada situación de salud de su padre Pascual. Este hecho provocará un pequeño acercamiento entre los dos. A su vez, la tía de Matilde, Conchita, decide pasar a la acción y tomar cartas en el asunto por el figurín que le robó Josefa a su sobrina Luisa, que encima ganó un concurso en su nombre. Y no solo con Josefa batallará Conchita, también tendrá que hacer frente a las molestas presencias de don Cecilio en su taller de costura, a pesar de las advertencias de que no se acercase por allí. La mayor, Matilde, organizará una nueva reunión con sus compañeras, en esta ocasión para tratar el tema del sufragio femenino y la repercusión que supondría el voto para la mujer. Parece que chispas es lo que comienzan a saltar en las clases de baile entre Teresa y Cañete, y, quien sabe, la relación entre Aguirre y don Fermín igual depara también otra unión, en este caso gracias al juego.
Parece que para doña Carla aquello de "no hay mayor desprecio que no hacer aprecio" es lo que muestra ella con el padre de Íñigo. Algo que por el contrario es lo que acercará de nuevo a Matilde y al propio Íñigo. Matilde, que mientras se enternece con Íñigo, se indigna al enterarse del robo del figurín. Y encima para colmo, ¡Luisa pierde la vista y Emilio le cuenta que Bernabé ha regresado a su vida! En la corrala, Antonia no tendrá buenas nuevas del banco, y a ello, la pesadez de don Cecilio con Marta no tiene visos de acabarse. Paralelamente en La Moderna, don Fermín empieza a caer en las sombrías intenciones de Aguirre, organizando partidas de póker de forma regular. A su vez, sus empleados Pietro y Esperanza continúan a la gresca, y es que las formas que está llevando a cabo la empleada de limpieza para hacer que le contraten a ella un ayudante, de momento no le dan resultados.
Las partidas de póker de Aguirre y don Fermín continúan con algarabía y determinación, algo que preocupa en Teresa que, con buen ojo, se ha percatado de que don Fermín no ha acudido a trabajar en su horario habitual a La Moderna. También la propia Teresa habla con un desconcertado Cañete, que denota que algo les pasa a los dos. ¡A Luisa lo que la pasa es que ha recuperado la vista! La joven Marta decide no contarle a Conchita el mal rato que le hizo pasar don Cecilio, y para colmo, terminará encontrando la carta que le envío el banco a Antonia anunciándole de su posible desahucio. Entre Laurita e Inés se puede cumplir aquello de "cada familia infeliz lo es a su manera" y regañarán porque Inés no le contase a su tío Fermín que se ha marchado del Madrid Cabaret. Entre tanto, Laurita continuará trabajando en su propuesta de cuñas publicitarias para el Salón de té. ¿Quién será la persona que permanece prisionera?
Íñigo desea que el encuentro entre su padre Pascual y Matilde salga a pedir de boca. Su hermana Luisa, tras hacerse las pruebas de la vista, no está dispuesta a dejar pasar lo del robo de su figurín. También consigue gracias a su empeño, que su tía Conchita la deje invitar a Emilio a casa. Uno de los quebraderos de cabeza de Matilde e Íñigo, Aguirre, perderá una gran cantidad de dinero jugando a las cartas en favor de don Fermín. Y Bernabé conocerá a Íñigo en el Madrid Cabaret. En La Moderna, Pietro apoya a Antonia con su problema con el banco, pero le insta a que hable con don Fermín para que intente interceder por ella con la entidad. Cañete tiene que soportar a Elías además en las clases de baile… y esta vez sin la presencia de Teresa, quien le cuenta a Trini el gran desengaño amoroso que sufrió con Mario, su amor de toda la vida.
A don Fermín le empiezan a poseer las tentativas de Aguirre por el juego. Su encargada Teresa sigue teniendo más tórridos sueños con el jefe de camareros Cañete, al tiempo que Trini le promete que mediará para que Teresa vuelva a las clases de baile. En el Madrid Cabaret se refugia Íñigo trabajando sin dejar de pensar en su padre. Un Pascual que aprovechará la ocasión para comunicarle a Matilde que su hijo le sigue amando. Un hecho que provocará que se estreche la relación entre los dos. Su hermana Luisa, junto a Emilio, trazan un plan para acabar con la farsante de Josefa y el robo de su figurín. Una triste noticia es lo que tendrá Marta al enterarse por boca de Antonia de que la van a desahuciar, y que, a su vez, la joven seguirá con don Cecilio encima de ella. Y, ¿Quién será el misterioso hombre que sigue encerrado? ¿Se acuerdan?
Pascual intercede en la relación entre Íñigo y Matilde, puesto que desea verlos juntos antes de perecer. Su hermana Luisa, al fin, consigue urdir un plan para que Josefa confiese que le robó su figurín premiado. A su vecina Antonia, sus compañeras le ayudan económicamente con sus problemas con la banca, e incluso, Conchita ofrece la casa de los Garcés en caso de que se termine produciendo tan terrible desenlace. La insistencia de don Cecilio en colmar de bienes a Marta, igual termina dando sus frutos. De momento Teresa sigue con sus dudas sobre si acudir o no a la academia de baile. Motivada por Trini, decide finalmente acudir, aunque no para bailar con Cañete y sí con la dependienta. Cañete, que no es ajeno a sus sentimientos, tiene que poner tierra de por medio marchándose disgustado y sin despedirse de Teresa. Por último, doña Carla se conjura para que la presencia del hijo de Jaime Morcuende no le suponga ningún problema.
¡Matilde e Íñigo se reconcilian con un apasionado beso! Alegría en la familia Garcés que ya falta les hacía e Íñigo celebra la noticia junto a su padre. En casa del pobre, qué poco dura la alegría y es que esa corrala parece que tendrá que decir adiós a una de sus vecinas más ilustres. Al final, la deuda ha terminado consumiendo a Antonia, y con ello, Marta decide que ya es hora de tomar distancia con ella. Otra que también quiere dejarlo correr es Teresa con Cañete, al igual que lo que pretende hacer Laurita con su hermana Inés y Bernabé, y para sorpresa de Emilio, en el local de Bernabé se encontrará con una persona con la que no contaba. Una relación que parece más cercana que el resto de las mencionadas es la de Aguirre y don Fermín, ya que, lo que les ha unido las cartas que no lo separen los negocios. Por último, la mezquindad de doña Carla aparecerá en todo su esplendor en el apartamento de Íñigo...
¡Íñigo descubre un suceso terrible en su apartamento! Carla aparece por la casa de Íñigo para acompañarle, y se encuentra con que ha llegado antes que Matilde. Esta noticia contrasta con el hecho de que alguien ha saldado la deuda de Antonia. Marta le impone sus condiciones a don Cecilio para que la convivencia entre los dos pueda seguir funcionando. Hasta la corrala llegarán dos policías preguntando por Emilio, para saber si conoce el paradero de Raimundo, ya que el mayor de los Peña se niega a entregarse. Y a la par de esto, en el Salón de té alguno de sus empleados andarán entretenidos con asuntos como un concurso escondido en una caja de quesitos, lo que provocará en Esperanza perder el norte por hacerse con él; un norte que Cañete lo ve cada vez más oscuro al enterarse de que Teresa ha descubierto que el jefe de camareros estaba enamorado de Trini y que encima lo sabía.
Íñigo ha tomado la decisión de aplazar su boda con Matilde al menos hasta que pase el entierro de su padre. En pleno velatorio por Pascual, doña Carla y Matilde tendrán un nuevo enganchón. En la corrala, Antonia y Conchita no saben qué pensar sobre el pago de su deuda y la huida tan repentina de Marta de su casa. La tía Conchita andará también intentando reunir el dinero suficiente para poder costearse el viaje a Barcelona para el viaje para la operación de Luisa. Mientras tanto en La Moderna, las compañeras de Antonia, como corresponde, se alegran de su no desahucio finalmente. De sus trabajadores: Cañete se declara a Teresa, pero parece que la encargada no lo tiene del todo claro, y Pietro tiene la fortuna de conseguir la figura que le faltaba a Esperanza. Por último, Aguirre sigue alimentando a don Fermín a través de malas artes y falsas creencias.
Íñigo se encuentra abatido tras la muerte de Pascual, pero, por suerte para él, encuentra un diario donde su padre dejó escrito que le animaba a que se casara con Matilde, a pesar de que sabe que ahora mismo no es el momento dadas las circunstancias. Las malas relaciones es como estar lloviendo siempre, y lo que tiene encima Marta con don Cecilio es la misma tormenta que la de Inés con Bernabé, que parece que sólo Laurita ve el problema, hasta que por fin consigue que su hermana entre en razón. Por el contrario, Cañete cree que ya ha llegado la hora de soltar a la caballería y decide declararse a Teresa, mientras ésta anda más pendiente últimamente de los despistes y desaires de don Fermín. Esperanza centrada en ganar su concurso, y, Antonia acude a llevar un pedido a un domicilio particular en el que habita una persona muy especial para ella.
¡Matilde e Íñigo comunican a Conchita que se van a casar! Hasta casa de los Garcés se personará Antonia para contarles que Marta está viviendo con don Cecilio. Marta termina dando explicaciones a Antonia acerca de toda su historia con este señor, y ésta intenta sin éxito que vuelva a la corrala. Uno de los habitantes de la corrala, Pietro, esconde la figurita que le tocó para que no la vea Esperanza y así hacerla de rabiar. En La Moderna, Teresa sigue preocupada por la actitud que está tomando don Fermín frente a las partidas de cartas que anda organizando en el salón. Además de esto, la cita que finalmente tiene con Cañete en el cine de la galería se termina complicando con la siempre inoportuna aparición de Elías. Laurita recibe una oferta de una empresa láctea para que les haga anuncios, y su tío, don Fermín, ni es afortunado en amores ni tampoco en el juego, pues una gran cantidad de dinero se le esfumará a causa de su mala fe como jugador de cartas.
Un don Fermín hundido tiene que pedirle dinero prestado a Aguirre. Gracias a ese montante pecuniario, el dueño de La Moderna podrá pagar a sus trabajadores. De esos trabajadores, Teresa anda mosca con Cañete tras su plantón en el cine y Pietro decide entregarle a Esperanza la figurita que tenía, y que no era la que la limpiadora se pensaba. Las sobrinas de don Fermín, en especial Inés, se enfrentan a la peligrosidad de Bernabé, al tiempo que le dará un ultimátum a Emilio: si delinque para él, hará que Raimundo pueda salir de España. Un Emilio que se despedirá de Luisa antes de que se vaya, junto a su tía Conchita, a Barcelona para intentar arreglar sus problemas de visión. También antes de ello, Marta verá oportuno contarle a Conchita la relación que mantiene con don Cecilio, una desolación que cala en Antonia. Y hasta la propia casa de don Cecilio se presenta Higinio, un hombre que no acepta un no por respuesta.
Matilde acepta la idea de casarse con Íñigo, pero sólo con la condición de que le quede tiempo para poder proseguir con sus estudios. Esperanza ya ha anunciado que para el evento se pondrá un vestido que se hizo hace diez años. Mientras tanto, Emilio se muestra frente a Íñigo inquieto a causa de la tropelía a la que Bernabé le ha empujado a cometer en el Madrid Cabaret. Así de esta forma es posible que consiga ayudar a su hermano Raimundo sacándolo del país, y también de paso lograr que deje en paz a Inés. A su vez, la propia Inés aconseja a su hermana Laurita que no desprecie las ofertas que pueda recibir para crear anuncios. Las intenciones de Aguirre con don Fermín, dinero mediante, no son todo lo cercanas que el dueño del Salón de té cree, y don Cecilio no le quiere soltar más cuartos a Marta para que después se los entregue a su tío Higinio.
Una canción de desamor suena en la cabeza de doña Carla: Íñigo le ha comunicado que deberá alejarse de él. Matilde, la ganadora de esta contienda, le pedirá a Pietro que sea su padrino de bodas. Al tiempo, vuelven su hermana Luisa y su tía Conchita tras la operación en Barcelona, de la que parece que Luisa se va a poder recuperar. Doña Carla, mujer a quien se le podría escribir un bolero de desamor, centra toda su inquina hacia Aguirre para que le ayude a poner remedio a esta situación. A éste le empiezan a saltar las dudas sobre ella a causa del tema Jacobo. La buena fe de Aguirre se la guarda para sugerir a don Fermín que pare de seguir jugando a las cartas, entre otros motivos, a causa de que al dueño de La Moderna ya no le queda efectivo. Al menos obtendrá la buena nueva de su sobrina Laurita sobre anunciar el local en el cine. Por último, Antonia recibirá la alegre visita de Marta. Parece ser que a la joven Marta no le va tan mal.
Doña Carla finge ante Matilde que ha asumido su derrota, de igual forma que Lope de Vega y Miguel de Cervantes podían disimular que eran amigos. Matilde empieza a admitir que su adiós al Salón de té está cerca de producirse: una vez se case, tendrá que dejar su puesto. Hasta entonces, al menos Esperanza lo que se llevará es un nuevo vestido arreglado. Así son las normas, y así se han de cumplir. Como don Fermín es el dueño, él manda y él también decreta que no le convence el dinero por el que le saldría promocionar su local en el cine. El dinero, o más bien la falta de él, comienza a ser un problema para el dueño de La Moderna, y por ello necesitará volver a entrar en una partida de cartas. Por suerte para Higinio, él sí obtendrá una cuantiosa cifra de pesetas, aunque don Cecilio aparece a tiempo para decirle que no siga extorsionando más a Marta. Por último, Conchita le da una mala noticia a Matilde: Pablo ha tenido un accidente.
Conchita decide tomar la decisión de marcharse a Jerez a cuidar de Pablo. Así que no podrá asistir a la boda de Matilde, pero sí su madre Rosario que vendrá desde Galicia para tal evento. Es por lo que Esperanza sigue creando expectación sobre su vestido. A su vez se produce el último día de Matilde en La Moderna, tiempo para que Teresa tenga unas afectuosas palabras hacia ella. En ese salón, don Fermín está dispuesto a cerrar su local unas horas para predisponerlo para su partida de cartas. Su encargada Teresa empieza a deshielar su corazón y le cuenta a Cañete el desengaño amoroso que tuvo con un amor del pasado llamado Mario. Al cual, para sorpresa de Cañete, Teresa y los telespectadores, ¡lo conoceremos en este mismo capítulo! De dinero va la cosa, e Higinio le exige más cuartos a Marta para poder emigrar a Argentina. Terminando, doña Carla realizará una visita a una persona de su pasado.
¡Suenan campanas de boda! Los invitados van llegando a la iglesia, entre ellos, una Rosario radiante como madre de la novia que es. Y mientras Matilde hace acto de presencia, Clarita le entrega a Luisa la carta que le dio Emilio para ella. Quien se planta delante de su tío es Marta, harta de sus continuos chantajes. Harta es lo que anda Antonia de ver las actitudes que se gasta don Cecilio con su Martita, y por ello, decide emprender la iniciativa de reprochárselo a la cara. Lo que Marta no sabe es que deberá tomar la decisión de si arrancar un nuevo camino, tras toparse con una dramática situación. Un nuevo camino iniciarán Raimundo y Emilio tras perpetrar un robo. Los designios del futuro son caprichosos y en el azar de las cartas quedará la suerte de don Fermín y su negocio. Pero como todo lo que bien empieza bien acaba, entendemos que Matilde ha conseguido lo que quería que era casarse, pero... ¿doña Carla no se ha guardado bajo la manga ningún as para evitarlo?
¡Rosario ha muerto! El mazazo, que resulta tremendo para Matilde, contrasta con la rabia que le genera a doña Carla saber que la que ha muerto es su madre y no la propia Matilde. Aguirre, mientras tanto, sigue enfrascado en su otro frente con la partida de póker con don Fermín en La Moderna. Mientras tanto la pobre Marta tendrá que lidiar con la crueldad del destino al tratarse de un familiar suyo. Por suerte para ella, con el refugio en casa de Antonia y con el calor de la dependienta, puede seguir contando. Teresa rechaza mantener una conversación con Mario, su antiguo amor del pasado. Este impacto le supondrá a Cañete un duro golpe en sus aspiraciones de conquistar el corazón de la encargada. Por último, Inés recibirá en su buhardilla la vista de una persona a la que no esperaba preguntando por otra todavía aún más inesperada para ella...
Matilde no quiere la ayuda de Doña Carla ni aun con Íñigo en estado crítico, prefiere ser ella la que le pueda otorgar todos los cuidados que precise. Mientras tanto, también se tendrá que ocupar del entierro de su madre, Rosario. A su vez, el lugarteniente de doña Carla, Aguirre, hará por mediar con don Fermín sino quiere enturbiar más la relación que ambos mantienen. Aunque eso sí, parece que las partidas de carta se acabaron. Esto es un contratiempo para los planes de Carla, lo que provocará que Aguirre también mantenga una tensa relación con ella a partir de ahora. En este tiempo, Bernabé seguirá con su extorsión hacia Inés, puesto que no entiende cómo no consigue a través de estos métodos que ella le quiera. A ello sumar que su hermana Laurita tiene intenciones de aceptar la oferta de trabajo que le ha llegado desde Sevilla. Finalmente, las desdichas en la vida de Marta no tienen visos de acabarse. Ahora es muy posible, que ni en casa de Antonia esté a salvo.
Íñigo tiene que ser intervenido en el hospital mientras a Matilde la busca la policía, y es que al parecer han encontrado al supuesto hombre que asesinó a su madre, Rosario. Encima Doña Carla será la que le tenga que donar a Íñigo su sangre para que este pueda sobrevivir. Al tiempo su hermana Luisa recibe una nota procedente de la pintora Maruja Mallo, citándola a verse lo antes posible. Laurita le comunica a su tío Fermín que tiene tomada la decisión de marcharse a trabajar a Sevilla, y su hermana sigue con la presión de tener encima de ella a Bernabé. Antonia mientras tanto, consigue convencer a Marta para que se quede en su casa, mientras ella está dispuesta a ayudarla con acabar esta nueva situación que se le ha planteado. Antonia sabe que las respuestas que busca las obtendrá de Don Cecilio. La policía es otra que también sabe que, si sigue sus pasos, hallará lo que busca...
Laurita se da cuenta de la situación de su hermana Inés, y es por ello que decide replantearse su idea de marcharse a Sevilla a trabajar, y así quedarse en Madrid. Su tío don Fermín le ofrece un oficio en La Moderna sólo como comercial creativa. A Luisa la conversación con Maruja Mallo la deparó que la artista le pueda conseguir una plaza en la Real Academia Española de Roma. Pero antes de emprender tal viaje, deberá reunirse con el encargado de la selección de becarios de la institución. Por suerte para su hermana Matilde, Íñigo despierta después de su operación. Su vecina Antonia quiere saber más sobre la vida de don Cecilio, y Luisa le recuerda lo de la alcuza de aceite que le regaló a Conchita. Antonia no dudará en seguir el rastro de don Cecilio; a su vez, lee en el periódico que la policía ha hallado el cuerpo de Higinio. Finalmente, Aguirre logrará encontrarse de frente con una de las personas que más le está complicando
Revuelo en La Moderna cuando el resto de las dependientas se enteran del nuevo puesto que va a ocupar Laurita. Por este motivo, don Fermín le pide a Teresa que ponga en marcha el proceso de selección para una nueva dependienta. La más veterana de ellas, Antonia, recibe una advertencia de don Cecilio, al tiempo que el pastelero y su vecino de la corrala, Pietro, le informa de que la policía ha aparecido por allí para preguntar por Marta. De falsas promesas también están llenos Aguirre y Jacobo Morcuende, y todo a causa parece ser de doña Carla. Si nadie quiere llevarse nunca un disgusto, Inés tendrá que reponerse a la visita que le hacen dos hombres. Matilde Garcés se entera de que Carla se ha llevado a Íñigo a su casa; y sacamos los pañuelos para decir adiós a Luisa, que emprende su viaje hacia Roma. A presto, Luisa!
Matilde ha velado toda la noche a Íñigo, tras volver el joven a su apartamento. A ello Matilde continuará con el luto por su madre Rosario. Y algo esperable es que a Íñigo le falle la memoria y sus recuerdos. La relación entre Aguirre y doña Carla sigue sin visos de mejora, y esta vez a causa de terceras personas. La madre de doña Carla, Bárbara, llegará a Madrid con la intención de instalarse definitivamente, entre otros motivos, a causa de que Fabio quiere relanzar su carrera política en la capital. Inés, por una parte con Bernabé, y Marta por otra con la policía, no vislumbran buen futuro aparentemente. Mientras tanto, la vida en la galería se completa con la llegada al Salón de té de una mujer que responda al nombre de Lázara, y Elías empuja a que Mario, el antiguo amor de Teresa del pasado, se postule para trabajar en la tienda de gramolas.
Matilde y Clarita le continúan dispensando todo tipo de cuidados a Íñigo para intentar conseguir que este se mejore. Mientras su recuperación se va dando, Carla se ofrece para conseguirle un nuevo gerente para el Madrid Cabaret. Su madre doña Bárbara, junto a su amigo Fabio del Moral, conversan acerca del futuro político de este último. En La Moderna, Teresa se entrevista con doña Lázara, quien le parece la candidata ideal para ser nueva dependienta del establecimiento; y Antonia está decidida a dar con don Cecilio. A su vez, a la galería llegará Mario para trabajar en la tienda de gramolas, para desesperación de Teresa y Cañete. Y en el Madrid Cabaret, Inés le pide algo más de tiempo a su hermana Laurita para solucionar sus problemas con Bernabé. Y, por último, Carla da con el gerente ideal para el Madrid Cabaret. César Morel es su nuevo encargado.
Íñigo da el visto bueno a la contratación de César Morel como su nuevo gerente para el Madrid Cabaret. De candidatos anda la cosa, y Teresa intenta persuadir a don Fermín para que doña Lázara sea la nueva dependienta del salón, como así finalmente acaba ocurriendo. Mientras tanto, Cañete sigue con la mosca detrás de la oreja a causa de la presencia de Mario y lo que pueda despertar en Teresa. La más veterana de las dependientas, Antonia, sigue ocultando a Marta en su casa. Lo bueno para La Moderna es que su publicidad en el cine de la galería ha resultado ser todo un éxito. Por ello don Fermín quiere ahora tener un reportaje en una prestigiosa revista. Bárbara le propone a Fabio que su hija Carla medie en el círculo de empresarios por él. Inés tiene que recuperar su puesto de trabajo en el Madrid Cabaret a causa de las presiones de Bernabé.
Antonia finge un catarro para no trabajar y quedarse en casa cuidando de Marta, al tiempo que Pietro descubre la situación verdadera de Antonia. Mientras Teresa y don Fermín le dejan la puerta abierta a Matilde por si quiere volver a trabajar en La Moderna. Hasta entonces, Trini le hace el tour de presentación a doña Lázara por el Salón de té. En frente del salón, en el despacho de la Compañía Morcuende, doña Bárbara y su hija doña Carla tienen una discusión a causa de Íñigo. También la discusión dará para que doña Bárbara al final le cuente a Fabio del Moral que su hija mediará entre él y el círculo empresarial. En el Madrid Cabaret, Inés consigue ser readmitida, y a su vez, Bernabé continúa con malos augurios sobre la hermana mayor de las Valbuena. Por último, parece ser que Jacobo y Aguirre comienzan a estrechar lazos.
Íñigo empieza poco a poco a recordar lo que pasó en la boda, y sus pesquisas le llevan hasta Aguirre. Su socia doña Carla se reúne con Fabio del Moral para concretar cómo será el encuentro que tendrán con el resto de la élite empresarial de la ciudad. Fabio le nota a Carla que anda algo rara, un hecho que decidirá compartir con su madre doña Bárbara. Una que no quiere amistades es doña Lázara en La Moderna. Teresa tampoco quiere ir más allá con Cañete, ya que parece que la inesperada aparición de Mario lo ha cambiado todo entre ellos dos. Antonia y Pietro tienen una discusión a causa de la situación de Marta. A quien mejor le va es a Laurita con su trabajo, a diferencia de su hermana Inés por la presencia de Bernabé. Este hecho deparará en un (no) amistoso encuentro entre César y él. De encuentros va la cosa y Aguirre tendrá tiempo todavía como para verse con Jacobo... y con doña Carla...
Doña Bárbara sabe que en este momento su hija Carla necesita su apoyo más que nunca. También Pietro comprende que estar enfadado con Antonia a él no le sienta bien, y por ello toma la decisión de ayudarla en sus indagaciones sobre don Cecilio. Matilde e Íñigo andan a su vez inquiriendo sobre Aguirre. Antonia busca y la buscan: el Inspector Torcal preguntará en La Moderna por ella. Al menos Inés es posible que ya no necesite saber más sobre Bernabé. El Inspector Torcal acude a registrar la casa de Antonia mientras Pietro continúa con sus averiguaciones sobre el paradero de don Cecilio, rastreando para ello la vida social de Higinio, el tío de Marta. Ese dolor en el pecho que se le pone a uno cuando el amor no es correspondido es lo que seguirá sufriendo Cañete con Teresa.
Antonia descubre que Pietro es quien tiene escondida a Marta en su casa, al tiempo que las dependientas del Salón de té continúan quejándose de la nueva, doña Lázara. Algo con lo que Elías no está del todo de acuerdo. A su vez su amigo Cañete sigue obsesionado con que Mario le pueda arrebatar a Teresa. Un sentimiento que comparte Antonia cada vez que tiene ocasión de cruzarse con don Cecilio, a causa de su Martita. Más suerte correrá Laurita con Galán en el Madrid Cabaret y el reportaje que quiere que haga sobre La Moderna. Mientras tanto, Íñigo le confesará a Matilde que sigue sin noticias de Aguirre, a pesar de que tiene localizado el último hotel con que se le relaciona. Esta ansiedad que le genera el no saber qué hacer lleva a Matilde a cometer, tal vez, un error acudiendo a ver a doña Carla...
Matilde acude a La Moderna para pedirle a don Fermín que sea readmitida como dependienta del establecimiento. Hecho que Fermín aprueba. Matilde tendrá que vérselas con su nueva compañera Lázara, quien parece actuar como si fuera ella la encargada del salón. Laurita, en su faceta de conseguirle publicidad al local, espera la visita de Galán con su respuesta acerca de hacerle un reportaje al Salón de té. Otro de sus compañeros, como son Antonia y Pietro, hablarán acerca de querer averiguar más sobre la vida de Higinio, el tío de Marta. Para ello Pietro decide seguir la pista a los sitios que podía frecuentar, aunque tan solo lo que conseguirá es que le peguen. Marta ve que quizás su presencia en casa de Antonia solo le genera problemas tanto a ella como a Pietro, y por eso decide romper de raíz con ello. Por último, ¿de quién será el anónimo que Doña Carla recibe?
Doña Carla acusa a Matilde de haberle mandado el anónimo amenazante. Porque ya no es uno sino dos, y en este caso adjuntaba una fotografía de don Jaime. Al tiempo, Íñigo le pide ayuda a su amigo Fabio del Moral para resolver quién se esconde detrás del atentado que sufrió en su boda. La sobrina de don Fermín, Inés, decide apuntarse a clases de canto, mientras que Laurita ha conseguido que Galán escriba un reportaje sobre La Moderna. Antonia, su dependienta más veterana, recibe una llamada telefónica de don Cecilio ya que quiere citarse con ella. Un acto que se llega a producir y que ayudará a Antonia para que don Cecilio le revele que vio a Marta huir, lo que quiere decir que él se encontraba en su casa ese día. Por último, doña Carla y su madre descubren que alguien ha entrado en su domicilio...
Íñigo, tras pedirle a Fabio del Moral que le ayudase a averiguar qué ocurrió de verdad en la boda, éste le ha conseguido una cita con un preso anarquista. De esta entrevista Íñigo le contará a Matilde que no fue obra de un anarquista. Por eso, ambos deciden contratar a un detective para que les ayude a descubrir la verdad detrás de lo que les pasó en su ceremonia. Quien parece que está a punto de saber qué le ocurrió a Marta es Antonia tras tener acorralado a don Cecilio. Aunque al final, la decisión que tomará Marta no le será de buen agrado a Antonia. Mientras tanto en La Moderna, Laurita tiene la primera reunión con Galán para perfilar cómo quiere que sea el reportaje sobre el salón; y su hermana Inés se asusta al confundir a un cliente del Madrid Cabaret con Bernabé. Miguel y Trini le dicen a Cañete que tiene que hablar sin tapujos con Teresa.
Un momento de ternura se produce cuando Matilde afeita a Íñigo y le comenta que está pensando en retomar sus estudios para ser maestra. Después le mencionan al detective Medina sus sospechas sobre Aguirre y quieren que lo localice. A tiempo está Matilde de entrar en el reportaje que Galán anda elaborando sobre La Moderna. Con ojo avizor deberá estar Laurita viendo las intenciones que Galán se gasta con ella. En el Salón de té mantendrán una conversación el inspector Torcal y don Fermín acerca de la situación de Marta, siendo la presunta culpable de la muerte de Higinio. Para Antonia la nueva posición de Marta, privada de libertad, le parte el alma. Mal también se sentirá Teresa, pero en su caso por amor, ya que confesará a Trini que anda regular por haber rechazado a Cañete. Finalmente, Jacobo, la persona que andaba tras las amenazas a doña Carla, le contará toda la verdad a Íñigo al tiempo que la propia Carla hace lo propio con su madre.
Jacobo le revela a Íñigo que sospecha que Carla es la que anda detrás de la desaparición de Aguirre. Indignación es lo que mejor define al momento que atraviesa Íñigo al enterarse sobre esta nueva de doña Carla. Y tras la aparición de Jacobo, ¿estará inquieta la propia doña Carla? Parece ser que igual es Íñigo quien al final presenta dudas sobre la veracidad o no de Jacobo tras hablar con ella. La vida en La Moderna prosigue con la revelación por parte de don Fermín a Antonia acerca de que conoció a don Cecilio en una feria culinaria. Este dato era el que le faltaba a la veterana de las dependientas para poder tener acorralado a don Cecilio. Mientras tanto, Pietro continúa siguiendo el rastro a la vida que pudiera tener Higinio, el tío de Marta. Para desgracia del resto de las dependientas del salón, Lázara pasa el periodo de prueba y es contratada, y una desgracia también es que Cañete y Elías se encuentren en el cine con Teresa y Mario.
¡Íñigo descubre que Jacobo no es el verdadero hijo de don Jaime! Además Matilde se plantará ante doña Lázara porque la está tratando como a una subordinada, ya que de momento la encargada sigue siendo Teresa, a la que Mario parece que cada vez consigue ablandar más. Sobre La Moderna siguen trabajando tanto Laurita como Galán para sacar adelante el reportaje más completo posible, lo que les llevará a pasar mucho tiempo libre. En ese transcurso, Antonia está dispuesta a averiguar si realmente don Cecilio estaba en Madrid el día que falleció Higinio, algo que por supuesto este no lo va a permitir. Y Pietro tomará la sabia decisión de seguir no mirando los sitios que podía frecuentar en vida Higinio. Por último, el detective Medina le cuenta a Matilde e Íñigo que Jacobo mantuvo una fuerte discusión con Aguirre poco antes de su desaparición.
El detective Medina convence a Íñigo y Matilde de que dejen el asunto de encontrar a Aguirre en sus manos. Además, Jacobo le pide a Matilde que le conceda poder explicarse, y que le ayude a conseguir que Íñigo le perdone. La vida en la corrala la encontramos con Antonia buscando noticias que le confirmen que Cecilio estaba en Madrid el día de la muerte de Higinio. Y la vida en La Moderna la tenemos con doña Lázara malmetiendo entre Pietro y Trini consiguiendo que ambos discutan. Además Mario se hace querer y valer en el salón con sus trabajadores, gracias a que les entrega unos vales de descuento para la tienda de gramófonos. También en el Madrid Cabaret, Inés confunde las reservas de Josefina de la Torre con la de Juan Belmonte, que ya había hecho previamente César. Su buen hacer le vale para arreglar la situación haciendo conjunta la fiesta de ambos.
Doña Carla teme que Jacobo le haya contado a Íñigo sus sospechas sobre que ella es quien mató a don Jaime, y por eso decide tantearle para ver qué sabe. Aunque Matilde e Íñigo lo que sí comprueban es que Carla se ha alterado con la llegada de Jacobo. Alguien que, según el detective Medina, tiene un pasado repleto de delitos. La Moderna vive cómo Teresa descuida sus tareas como encargada del local para disgusto de don Fermín. Mientras tanto, Cañete le pide ayuda a Miguel y Elías para dejar en ridículo a Mario, ya que ve que tanto él como Teresa andan a gusto juntos. Encima Laurita tiene que soportar los inapropiados comentarios de Galán. En la corrala, Antonia comunica a Pietro que se va a ver con don Cecilio, para tenderle una trampa, al tiempo que Marta vuelve a su casa. Finalmente parece ser que el detective Medina y doña Carla comparten algo más que vivir en la misma ciudad.
Los protagonistas de La Moderna, Helena Ezquerro, Almagro San Miguel, Stéphanie Magnin, Miryam Gallego y José Luis García-Pérez, os esperan entre las calles de Madrid. Los cinco rostros protagonistas de la serie son los protagonistas de la lona que se ha colgado para promocionar la nueva ficción de La 1.
