Después de casi 20 años, el Deportivo de la Coruña regresó a Primera División en la década de los 90. Y lo hizo para zarandear el statu quo del fútbol español. Espoleado por un presidente audaz y guiado por un sabio entrenador de pelo cano, el Depor exhibió un fútbol con acento brasileño que le situó a centímetros de una sorpresa gigantesca. A una derrota terrible le siguió poco después el primer gran título de su historia. Pero daba igual: el equipo se había convertido en súper y sus seguidores habían decidido que estarían con él en las buenas y en las malas.