Hugo se ha sentido chico desde que tiene recuerdos y aunque de pequeño su familia le dejó expresarse con libertad, al llegar la adolescencia trataron de feminizar su imagen. Confesar a sus padres que era un chico trans supuso una pesadilla de años que llevó a su padre a retirarle la palabra. Además, en su pueblo aún se burlan de él. Le gustaría que las reinas le ayudasen a cerrar la herida abierta con su padre y a recuperar la confianza en sí mismo. Le acompañarán en el escenario su padre Germán y su amiga trans Lucía, que también ha sufrido agresiones y encuentra en Hugo el espejo en el que mirarse.
Abiertamente gay, Jordi vive feliz en el pueblo donde siempre ha sido aceptado por su entorno. Sin embargo, su felicidad no es completa pues lleva años sin atreverse a confesar un secreto que solo su madre conoce: tiene VIH indetectable. Una situación que le hace sentirse de nuevo en el armario y que le imposibilita encontrar pareja porque todos huyen al enterarse. Le gustaría que las reinas le ayudasen a hablar de su enfermedad en su entorno sin que eso suponga el rechazo de todos. Le acompañarán en el escenario su madre Asun, que siempre le ha apoyado, y su mejor amigo hetero Roberto, si es que sigue a su lado después de todo.
Estas hermanas lesbianas están cansadas de vivir en Linares, un pueblo hostil donde boicotean cada iniciativa LGTBIQ+ que emprenden y donde no encuentran ni un solo bar de ambiente y seguro para el colectivo. Piden ayuda a las reinas para tratar de abrir la mente de sus vecinos y encontrar ese sitio gayfriendly que ansían. Les acompañarán en el escenario su amiga Bianca, una chica trans que tuvo que dejar Linares para vivir sin agresiones y David, el dueño de un pub que también ha sufrido amenazas por organizar una fiesta del Orgullo.
El acoso que sufrió durante sus años de colegio e instituto y la falta de apoyo que encontró en casa le obligaron a marcharse de su pueblo. Ahora, vuelve a Càlig para poder expresar abiertamente su condición de no binario, aunque se arriesgue a dañar aún más la relación con sus padres. Alberga la esperanza de que las Reinas al rescate le ayuden a reconciliarse con su pasado y con el lugar donde se crio. Le acompañarán en el escenario su padre Lorenzo y Salva, el primer gay visible del pueblo.
Pese a que hace ya tiempo que supo que era trans no binario y que los pronombres con los que se identifica son masculinos, en el pueblo y para su madre sigue siendo Candela. Cansado de sentir que nadie le ve como realmente es, llama a las reinas para que le ayuden a “deshacerse de Candela” y empezar a vivir con libertad y respeto en su entorno. Le acompañarán en el escenario su madre Josefa, si es que está dispuesta a asumir que ya no tiene una hija, y su gran amiga Angelita, que, aunque siempre ha estado ahí para él, jamás imaginaría lo que está a punto de confesarle.
José Antonio es gay y tiene VIH, pero nunca se ha aceptado a sí mismo porque ni en su pueblo ni en su casa ha encontrado el apoyo que necesitaba. Su familia está a su lado, pero su orientación sexual y su enfermedad son un tabú que nadie se atreve a mencionar. De hecho, con su padre y su hermano apenas se habla. Solo e inseguro, se siente incapaz de afrontar los comentarios y habladurías de sus vecinos. Solo es feliz cuando hace su show como transformista en Valladolid. Quiere que las reinas le ayuden a reencontrarse con su familia, recuperar su seguridad y vivir con libertad en Campaspero. Le acompañarán en el escenario su hermano Rubén, algo que José Antonio no se espera en absoluto, y su prima Alicia, una chica trans que vive en su mismo pueblo con la libertad y la aceptación que él mismo ansía.