Ser culpado por algo que no has hecho no resulta placentero. Uy no. Que se lo digan al cerril camionero Timothy Evans, quien se comió los marrones de su necrófilo vecino John Christie. O al cándido morón Bruno Ludke, acusado de asesinar a más de 80 personas a lo largo y ancho del Reich. O al siniestro Wayne Williams, un tipo que seguro era culpable de algo, pero no de los crímenes de Atlanta (o al menos no de todos). Nuestro noveno episodio rompe una justa lanza por los falsos culpables del universo serial killer.