Omar Viñas lleva varios días secuestrado en algún lugar de la selva de Venezuela. Sus captores piden un rescate de quinientos mil dólares, una cifra inalcanzable para la familia. Los investigadores descubren que las llamadas de los extorsionadores proceden de Estados Unidos, un país que no tiene relaciones con la policía venezolana. Pero la nacionalidad española del secuestrado facilita que intervenga la Guardia Civil, que sí puede hablar con el FBI.