Mariano se pasa el día lamentándose de su fracaso sentimental con Bernarda y quejándose de que su amigo no colabora en las tareas domésticas. Lucas ya no soporta más y está decidido a dejar de vivir con él. Paco les ordena entonces que custodien a dos peligrosos terrositas chechenos a los que deben trasladar en avión a las Islas Canarias. La situación se les va de las manos al tratar de controlar el pánico a volar de uno de los terroristas y la vida de todos los pasajeros está en peligro. Mariano y Lucas protagonizan entonces un aterrizaje forzoso que les convertirá en héroes. Rita está convencida de que Kike es gay pero Curtis se niega a aceptarlo. Para averiguar quién tiene razón, le preparan una encerrona en la que tiene que interrogar a un cubano muy atractivo y a una explosiva rubia. Rita y Curtis pretenden analizar las reacciones de su compañero para deducir si le gustan los hombres o las mujeres. Kike descubre sus artimañas y se enfada mucho al mismo tiempo que insiste en que él es completamente heterosexual. Lola está muy preocupada por la actitud rebelde de Sara y así se lo hace saber a su marido, pero Paco, muy ocupado en sus cosas, no le da mayor importancia. Sin embargo, Lola insiste en consultar el caso con Ruth a la psicóloga de la comisaría. La experta les comenta que el problema es que ellos no se han dado cuenta de que su hija es mayor y, sobre todo, que Lola se comporta como una madre y nunca como una amiga. Con la ayuda de Bernarda, Lola intenta ponerse a la altura de Sara.