Clara le encarga a su primo Ricardo cuidar de una casona familiar desalojada. Él está exultante con su nuevo hogar, pero las cosas no resultan tan fáciles como imaginaba.
El Pollo, Walter y Chiqui ayudan a Ricardo a defender la casa. Ricardo se muestra entusiasmado por vivir experiencias nuevas y emprende un viaje con destino incierto.
Con la sombra del Negro Pablo al acecho, Ricardo empieza a aislarse cada vez más. La llegada de un nuevo ocupante de la casona lo hace repensar su situación.