Después de la muerte de Salvador, su hija Sofia decide comunicarle a Eladi, su prometido, que deberán llevar duelo riguroso durante dos años, antes de poder casarse. Eladi, a pesar de no compartir el criterio de Sofia, lo acepta. Teresa avisa a su hija del peligro que este aplazamiento puede suponer para su relación. Como Salvador le avanzó a Sofia, esta se convierte en la heredera universal de su fortuna, si bien Teresa, por su parte, hereda la casa familiar, algo que no termina de gustarle a Sofia.