Sereena Abotsway tuvo un recibimiento cruel al mundo. Tras quedar huérfana por culpa de las drogas cuando era un bebé, pasó los siguientes años en casas de acogida. Tuvo suerte y se topó con una familia que lo intentó, pero el daño y la tendencia a la violencia la llevaron a vivir y trabajar en las calles. Desapareció en 2001 y más de un año después sus restos fueron encontrados en una granja de cerdos junto con los de decenas de otras víctimas.