Esta historia nos lleva al lugar común de muchas familias chilenas: la pobreza. Pero estamos hablando de aquella pobreza digna, de gente luchadora que tiene la esperanza de salir adelante algún día. Ciertamente, el mayor obstáculo de quienes postulan a estos sueños imposibles es la realidad. No solo se surge por querer, sino se surge porque las condiciones se deben dar. Y éstas, lamentablemente, no son de su responsabilidad. Quizás el único capital que tienen las familias carentes son sus hijos, y en ellos está su preocupación. Pero claro está que para criar un hijo que le gane a la vida y que pueda postular a mejores condiciones, lo primero es educarlo.