En las lejanas tierras australes de nuestro país, surge una historia que nos conmoverá profundamente no solo por las brutales características del crimen, sino por la lección que todos debemos sacar de su protagonista. Los delitos no se cometen necesariamente en el momento en que el victimario agrede a la víctima, sino que éste se fragua mucho tiempo antes. E incluso el germen que acciona la violencia puede enquistarse en la etapa de la niñez, con todo lo que ello significa.