Benita soportó durante años los golpes y humillaciones de su marido. La violencia acabó cuando ella y sus 5 hijos mayores lo ahorcaron en la casa familiar, después lo enterraron en el patio y lo hicieron pasar como un detenido desaparecido. Sin embargo, la culpa y la visita del papa terminaron con el pacto de silencio...¿El fin justifica los medios?