Cuando se despierta Martín se encuentra con un genio de la lámpara que le cree Aladino. Martaladino puede tener todo lo que quiera porque su genio le concede los deseos. El amigo de Martín, Gromo, también le pide un monopatín. Lo único malo es que el genio es un poco duro de oído. Al final hay aventura y un paseo en alfombra voladora.