Martín Vargas fue, para muchos, la luz al final del tunel, en medio de los difíciles momentos, políticos y sociales, que vivía Chile en los años 70. Sus peleas se convirtieron en grandes anécdotas, que quedarán en la mente de quienes se reunían para verlo sobre el ring, noqueando a su contrincante en solo segundos y, aunque nunca cumplió su sueño a cabalidad, se convirtió en un verdadero campeón para Chile. Luego de 17 años, Vargas se subió nuevamente al cuadrilátero donde, a pesar de ser noqueado a los 43 segundos del primero round, volvió a dejar su nombre en alto, frente a un estadio repleto de fanáticos que gritaban "Pega, Martín, Pega".