Jesús Malverde es un bandido que busca justicia por la ejecución de su padre, también en la repartición de tierras y alimentos para el pueblo. Herminio Quiñones ordena perseguirlo.
Malverde reclama al gobernador por dar privilegios, sin medir las consecuencias. Nazario, su hermano preso, espera por su rescate y Quiñones recibe un par de sorpresas.
El gobernador tiene anuncios que hacer al pueblo de San Blas de Baca, a partir de ahora, el frente de batalla cambia para Malverde. Isabel no puede ocultar una gran sonrisa cuando piensa en él.
Isabel y Malverde se ven a escondidas, él saca cuentas y le pide que le diga la verdad. Herminio Quiñones despeja del camino a quien más le estorba. Una mentira repica en todos los rincones.
Malverde declara la guerra a los federales para defender a su pueblo y le abre los ojos a Isabel, el único beneficiado con la muerte del gobernador es Herminio Quiñones. Vicente está celoso.
La viuda del gobernador retrasa el traslado de los restos de su esposo, espera la llegada de las nuevas autoridades y eso preocupa a Quiñones. Isabel sorprende a Vicente, cambia de opinión.
John Reed es un enviado de Pancho Villa y tiene un mensaje para Malverde. Lizandro Luna pisa firme como nuevo jefe del ejército para enderezar las cosas en San Blas. Quiñones traga grueso.
Jesús Malverde, uno de los mexicanos más grandes de los últimos 150 años, es un forajido convertido en una leyenda, un ícono religioso y protector de los inocentes y pobres.
Malverde y sus hombres tomaron por asalto un banco, Lizandro Luna está ahí para detenerlos. Una pequeña parte del botín no es lo único que les interesa, es la bienvenida al jefe del ejército.
Una mezcla de celos y reclamos les estalla en la cara. Vicente no aguanta más, la situación con Isabel lo empuja a pasar la noche fuera de casa. Ella le envía una carta a Malverde.
Isabel sabe lo que siente, Malverde es su rebeldía, su libertad y él le hace una propuesta, aún sabiendo que es una mujer casada y con un hijo, un niño que insiste en decir que es suyo.
En la guerra, Malverde no se atreve a tomar decisiones aún, no quiere ser un político, pero en el amor está muy claro. Teo Valenzuela llega al pueblo y hace sentir su presencia.
Valentina, la mujer del general Villa, sabe que ella puede ser solo una más del famoso Malverde, ahora la revolución y su propósito no es el único motivo para discutir diferencias.
Teo Valenzuela no cuenta con Ángeles para nada, menos para encontrar a Malverde, aunque ella sospecha qué es lo que busca, se resiste a creer que le interesa verlo por negocios.
Malverde y Nazario ejecutan un asalto y se le adelantan a Fierro, uno de los hombres de Villa. Más que riqueza, reciben una amenaza por cruzarse con un objetivo militar de la Revolución.
Las tropas de Lizandro Luna arrancan con la misión: el objetivo es el asentamiento indígena, Yoreme, lugar donde creció Jesús Malverde, para hacerlo salir de su escondite.
Malverde es una obsesión para Lizandro Luna y la presión llega a oídos del Santo Patrón, pero el coronel no cuenta con el buen olfato de Jesús para saber cuándo y cómo pelear.
Como por arte de magia, los federales, aún viendo la realidad ante sus ojos, toman una increíble decisión. Malverde lee la naturaleza humana, maneja las emociones y hace posible el milagro.
Malverde pone en aprietos a Gamboa, le agradece por evitar que los federales maltraten a los indígenas y, él responde con los puntos sobre la mesa. Jesús advierte el peligro que corre Nacho.
Quiñones y Vicente del Río confirman que el progreso llegó, otros el desfalco. Malverde llega para curar a Ramón, lo que encuentra es peor que una simple tos. Isabel sigue instrucciones.
Isabel ya sabe la verdad y al confrontar a Malverde, él lo admite y le echa la culpa a ella, por no soltar las amarras de su corazón y permanecer atada a alguien que no ama.
Una campaña de descrédito contra Quiñones pone a hablar a todo el pueblo. Lizandro Luna y Gamboa deben averiguar quién está detrás de eso y con qué imprenta contaron.
Con el nombre del sospechoso en mano, Lizandro Luna llega sorpresivamente a la escuela, el coronel Samán se esconde y le preocupa el buen olfato del militar. Azalea e Isabel sacan conclusiones.
Malverde tiene a un rehén que Pancho Villa quiere ejecutar para dar ejemplo. Samán queda impresionado, Jesús actúa con firmeza: hay puntos en común, pero la alianza no es a ciegas.
Eleuterio, la mano derecha de Quiñones, paga las consecuencias por meterse con un menor. Malverde lo devuelve en las peores condiciones y con un mensaje colgado del cuello para su patrón.
La venganza de Eleuterio contra los Aguilar puede ser mortal, Malverde toma medidas, sugiere una solución y aunque resulte dolorosa para él, prefiere proteger la vida de Isabel y la de Nacho.
Malverde está con Lucrecia y lo sorprende Lizandro Luna, apuntándole a la cabeza; con el objetivo en la mira, le exige que se ponga las esposas. Es hora de arrestar al asesino del gobernador.
Surge un plan en el que los de Malverde lo entregan a las autoridades y cobran la recompensa. La China y Nazario creen que eso es una locura. Isabel confiesa que fue parte de una mentira.
Malverde va solo a los asentamientos indígenas y tiene una visión: la muerte está cerca. Con un ataque violento y despiadado se llevan a todos. Isabel tiene un mal presentimiento.
Malverde desespera por saber dónde está Surem, hace su mejor esfuerzo por conseguir información. El silencio del pueblo lo asusta, lo peor está por venir. Isabel hace un inesperado anuncio.
A Malverde le achacan el asalto al banco y los muertos, pero igual debe salir de su escondite, corre a ejecutar una misión, salvar una vida. Ramón desempolva un arma, a pedido de Jesús.
El poder se le sube a la cabeza a Quiñones, mientras Malverde hace de las suyas en el hospital. Cuenta con cómplices, como el médico, que también es testigo del milagro.
Malverde busca refugio con Azalea para esconder a Surem de los federales, ella lo descoloca al pedirle que una mentira se haga realidad. Samán se arma de valor y encara a La China.
Lizandro Luna podría imputarle cargos de robo y asesinato a La China, pero si traiciona a Malverde tendrá mucho que ganar. Gestan una trampa mortal, para evitar que ella llegue a un juicio.
Una red de cómplices se teje en la mansión de Quiñones para huir de sus garras y sacar a La China de la comandancia. Samán y Malverde se enfrentan por la estrategia que debe seguirse.
Con unas copas de más, Vicente amenaza de muerte a su rival. Isabel admite sus errores y Malverde justifica sus acciones, a ella se le agotan las excusas para no dormir con su marido.
Llega una increíble oportunidad para Vicente, una cuota de poder inclina la balanza a su favor. Quiñones celebra la coincidencia, Malverde es el objetivo en común. Isabel sabe qué se traen.
Samán avanza con sus hombres, en nombre de la revolución. Reed cree que exagera, sabe que no es una orden de Villa. Malverde lo sorprende, preparó el escenario para darle una lección.
La novedad que trae John Reed, pone las cosas en su lugar. San Blas quiere el progreso, pero el cambio no puede costar vidas. Malverde tiene otra prioridad, Secundino requiere su atención.
Sólo un milagro podría curar a Ramón, Malverde y Surem van a verlo. Isabel recibe una alerta, el dolor es profundo y lo comparte con Jesús, como lo que son, una familia, aunque no lo parecen.
Aparece una víctima y Malverde sospecha que fueron los asesinos quienes se llevaron a a Surem; ahora, sólo un canje del padre de Jesús por el Santo Patrón podría salvarle la vida.
Ramón tiene una conversación con su yerno, Vicente, ser infiel con Isabel es el punto de honor, la fijación por quedarse con sus tierras lo ponen en evidencia y pierde el control.
Malverde está perturbado, puede ver qué causó la muerte de Ramón con solo tocar a la víctima. Quiñones hace una acusación contra Isabel Aguilar, en pleno velorio de su padre.
Malverde tuvo una visión en la que Ramón murió con violencia, ahora Isabel quiere saber la verdad; los habituales arranques de Secundino la ponen a pensar, Vicente intenta disuadirla.
El pueblo de San Blas es testigo de un cruel asesinato, un cartel confirma la venganza y señala a un sospechoso. No hace falta comparar la letra, no tarda en admitirlo.
Isabel da un discurso en la iglesia que levanta multitudes, mientras Quiñones se retuerce en la silla y su molestia llega a oídos de Vicente. Malverde se aleja, necesita estar solo con Surem.
Lizandro Luna tiene un problema, el cuerpo de Surem desaparece. La suerte de Eleuterio, como sospechoso, no puede ser determinada. La muerte de Ramón empodera a Vicente.
Isabel no puede ocultar más su secreto con Vicente, apela a sus encantos para persuadirlo y evitar que revele que hay una misión para proteger a Azalea de su marido abusivo.
Isabel se arriesga para dar un mensaje de vida o muerte. Nazario y La China reaccionan de inmediato. Los bandoleros asaltan un tren, pero ya no es el de la trayectoria original.
Malverde no soporta la idea de que Isabel permanezca al lado de un asesino. Como autoridad civil, Vicente quiere contar con su esposa para traer solo lo mejor a San Blas.
Después de la golpiza, Malverde intuye que Quiñones no se quedará de brazos cruzados. Nazario se vuelve loco al saber que a su padre lo asfixiaron y que su hermana está en peligro.
La estampa de una firma será suficiente para repartir, a medias, jugosas ganancias: esas tierras no les pertenece ni a Quiñones, ni a Vicente. Isabel recibe una señal y pregunta.
Emiliano Zapata piensa asaltar un tren repleto de armas y para eso quiere contar con Malverde, colaboraría con la causa sin estar en ella. La ausencia de Matías levanta sospechas.
Isabel hurga en los registros públicos sobre las negociaciones de su padre con Quiñones; Lizandro Luna está ahí para ayudarla y ve más allá de eso, es una mujer distanciada de su marido.
Nazario y Malverde, encubiertos, son testigos del madrugonazo que le da Quiñones a Isabel. Lizandro Luna debe poner la lupa al contrato que el latifundista saca debajo de la manga.
Isabel confiesa que es feliz cuando está con Malverde, todo cambia cuando llega Vicente. Nacho miente, evita otra discusión. La fecha del nombramiento de Del Río es el tema de conversación.
La orden es que el ferrocarril llegue a San Blas en 24 horas y Malverde intenta detener el asalto, pero Emiliano Zapata no da un paso atrás, aunque signifique poner en peligro a Matías.
Zapata le da un día a Matías para que piense en la forma de demostrar que es un aliado de la revolución, pero tiene un problema, Luna, su futuro cuñado, está en medio de la negociación.
Hilario, aún con su problema de salud, augura caos, sangre y muerte. Malverde confirma que él también lo ve. Quiñones prepara el golpe al tren. Isabel encuentra unas cartas que la hacen dudar.
El asalto al tren no tiene marcha atrás, Isabel le ruega a Malverde que no participe. Para evitar una tragedia, él le pide a ella que los invitados al nombramiento de Vicente no vayan al paseo.
Nacho y Chuyín no miden el riesgo y las cosas terminan muy mal. Lo que hace minutos era toda una celebración en nombre del progreso, acaba en un tiroteo que pone a todos en peligro.
Herido de bala, Malverde pierde mucha sangre, y Luna quiere aprovecharse de esa debilidad, es el momento de atraparlo donde sea que esté oculto. Solo una cura milagrosa podría salvarlo.
Dadas las circunstancias, Isabel aclara lo que acaba de ocurrir, llega al fondo de la verdad. La rara conexión con Jesús no sólo hace que Nacho hable la lengua de sus ancestros.
Vicente llega alcoholizado e Isabel no aguanta una noche más, no resiste una vida repleta de mentiras, ya no puede cumplir con la promesa de acompañarlo en su carrera política.
Malverde reparte el botín entre los suyos y anuncia qué sigue para San Blas, la falta de justicia tiene nombre propio, Herminio Quiñones. Vicente le adelanta a La Güera que su vida cambiará.
Una mejor paga no garantiza lealtad, Malverde se sale con la suya, Quiñones vivirá para verse a sí mismo como un despojo y el primer paso está dado. Isabel mete el dedo en la llaga.
Los federales tienen una pista para dar con el campamento de Malverde, Nazario está a cargo y Ángeles teme lo peor. Isabel confía en la capacidad que tienen Jesús y los suyos para esconderse.
La China y Gamboa ejecutan su estrategia, mientras Nazario se ocupa de Lizandro Luna. Una serpiente ataca y debilita, Malverde usa su poder para curar, aunque esté en medio de una estampida.
Los padres de Vicente Del Río llegan a San Blas y con ellos una increíble sorpresa. La situación con Isabel está que arde y esto echa más leña al fuego.
Un cruce de palabras provoca que Vicente, sus padres y Andy deban alejarse. Ángeles y La Güera sacan conclusiones y una en particular, no cae nada bien. Isabel se expone.
Isabel cuenta con el apoyo de todos, menos con el de su marido, y Secundino es su cómplice. La situación se complica, cuando la máxima autoridad civil considera que hay confesión de un delito.
Una carta le confirma a Isabel lo que sospechaba, el oro y la plata pesan más que el matrimonio. No hay nada más que hacer, enfrentar la realidad. Vicente enciende la discusión.
Hay muchas formas de arruinar un negocio, pero Malverde encuentra una nueva. El factor sorpresa, la estrategia y un cómplice servirán para hundir a Quiñones y a Vicente.
Una seria acusación interrumpe la boda de Lucrecia y Matías, servir a la Revolución es una traición. Ángeles hace una petición especial al padre Hilario. Malverde y Nazario colocan dinamita.
La trampa marcha sobre ruedas y los protagonistas son Ernesto y su hermana, Esperanza quien viuda y acostumbrada a la buena vida, está a la caza de algún incauto, sobre todo adinerado.
Ante la concentración y abuso de poder de Vicente, Jesús Malverde apela a su último recurso, mientras Isabel va al rescate de Nacho. Un asesinato por encargo está a punto de consumarse.
El uso y abuso del poder debilita a todo aquel que se oponga a Vicente. Una enorme explosión marca el inicio de un enfrentamiento sin precedentes. Malverde al mando de su gente.
Malverde, bajo amenaza de muerte, lleva a Vicente hasta donde tienen encerrada a Isabel y a su hijo. La entrega de Jesús, a cambio de la libertad de su familia, está en peligro.