Blanca enfrenta su mayor crisis como cirujana: tras la intervención de su mentora, un incontrolable temblor en la mano provocado por el stress le impide operar. Para ocultarlo, delega responsabilidades en Luigi. La residencia es una selva. Los nuevos luchan por hacerse su lugar. Sandra inicia la rotación por traumatología donde conoce a Darío, un paciente amargado, que pone a prueba su paciencia.