Ernesto Cartens ha sufrido unos golpes de parte de los Protectores que no lo han dejado bien parado frente a la opinión pública. Para contrarrestar esto, ha decidido que su fundación les brinde un enorme apoyo a los jugadores retirados de la Argentina y fomente la formación de aquellos que, sin recursos, tienen las ganas y el talento para jugar al balón. Es así que decide lanzar un programa de ayuda, convocando a un asado faraónico en su estancia “La Pasionaria”. Los Protectores saben de esta movida clientelista y deciden intentar boicoteársela. Al mismo tiempo, ha llegado Curro Ponce de León, un afamado empresario conocido en el mundo del fútbol mundial por ser el gestor de varios negocios, y contacta a Reynaldo para ofrecerle participar de un pool de inversión.