Como segundo de Hitler, Hermann Goering fue un manipulador despiadado y extravagante. James analiza cómo este venerado piloto de combate de la I Guerra Mundial se convirtió en un criminal psicópata en la Segunda. Obsesionado con la riqueza y el poder, Goering estaba dispuesto a alcanzar sus objetivos por el medio que fuera necesario. Según iba adquiriendo autoridad, aumentaba su afición a la buena vida.