El hallazgo, por parte de Jimena, de la carta de amor de Manuel a Jana permiten a la joven esposa extorsionar a su marido a placer. El único alivio de Manuel consiste en que Jimena no sospecha quién es la verdadera destinataria de la carta. Alonso se ve entre la espada y la pared: si quiere evitar que la baronesa denuncie a Cruz por intento de homicidio, ha de acatar la voluntad de Elisa e internar a su mujer en una casa de reposo. Gregorio atiende por fin las peticiones de Jana y se decide a llevar a Pía al médico. Candela y Simona se dan cuenta de que su mundo, ya de por sí limitado, lo es aún más porque apenas saben leer y su acceso a la cultura es prácticamente nulo. Deciden paliar esa carencia. Salvador, que se siente culpable por su reciente encontronazo con María Fernández, decide ir a pedirle perdón a la doncella e intentar un acercamiento. Con lo que no cuenta es con que ella le agradezca ciertos regalos que él, en realidad, jamás le hizo.