Los Luján son conscientes de que no tienen otra alternativa que aceptar la propuesta del barón, pero descubren que con eso no será suficiente para poner fin al conflicto. Manuel toma una decisión sorprendente con respecto a vender o no su parte del negocio. La decisión de quién conservará su puesto de trabajo, o Pía o Ricardo, no se dilata más en el tiempo: una intervención inesperada pone en jaque el ultimátum de Cristóbal.