Berlín, uno de agosto de 1936, Adolf Hitler inaugura los undécimos Juegos Olímpicos, una oportunidad que los nazis supieron aprovechar para realizar una gran operación de propaganda. Maniobra solamente ensombrecida por la actuación del atleta estadounidense Jesse Owens, que se convirtió en el primer afroamericano en ganar cuatro medallas de oro en unos Juegos Olímpicos modernos echando por tierra la teoría de la supremacía aria de Adolf Hitler.