Durante la edad media, Carlomagno luchó por crear un imperio europeo bajo el ala del cristianismo. La llegada de los musulmanes a la península ibérica en el siglo VIII trajo nuevos conocimientos científicos y un intercambio cultural. Al Andalus era un lugar de tolerancia, donde llegaron a convivir las tres religiones monoteístas. La influencia de la religión sigue presente en la Europa moderna. La abadía de San Galo o la mezquita de Córdoba son ejemplos del legado de esa época. Problemas comenzaron a surgir cuando reformistas europeos denunciaron a la iglesia. Una división interna causada por la religión desencadenó en una guerra sangrienta. La paz del continente ya no dependía de su unión, sino en su diversidad.