Rosario le pide a Emiliano dejar la cocina a un lado, ponerse el traje de su padre y subir con ellos a la tarima para cantar en la noche de los Santos Difuntos en el Plaza Garibaldi, un evento que honra la memoria de los seres queridos. El Chile Basán quedó fascinado con la voz de Rosario y ahora está más decidido que nunca en representarla. Rosario se muestra entusiasmada con esta gran oportunidad, mientras que Ivel expresa su preocupación y no comparte el mismo entusiasmo.