Rosario celebra con Emiliano un momento de esperanza para el bar, tras la visita de Ivel. Con ilusión y motivación, ambos sueñan con un nuevo comienzo que impulse el futuro del negocio y renueve el espíritu del Plaza Garibaldi. El encuentro entre Rosario y Emiliano es interrumpido por una llamada urgente de Sigifredo, quien la alerta sobre la presencia de intrusos en el Plaza Garibaldi. Preocupada, Rosario le pide que se retire de inmediato y evite cualquier enfrentamiento.