Mientras me hallaba mirando, la máquina de trabajo extendió, a manera de un telescopio y con un sonido musical, un tentáculo, que un momento antes era sólo una especie de muñón. El tentáculo se alargó hasta que su extremo quedó oculto detrás del montón de arcilla. Un segundo después sacaba a la vista una barra de aluminio blanco y reluciente y la depositaba entre otras barras, que formaban una pila a un costado del pozo...