Wilson, el hermano del anterior sospechoso de haber matado a María, se niega a colaborar con Diego y Ana por miedo a la siniestra organización que está detrás de todo. Diego y Ana se desesperan. La investigación, sin esta ayuda, esta abocada al fracaso. En un último intento a la desperada, Diego y Ana, que ya han iniciado una relación, tiran de una pista débil y confusa que apareció durante la investigación en un primer momento. Sus esperanzas son pocas, pero dan con una vía sólida para resolver el caso... Dani está mal herido. Diego y Ana no saben qué hacer: se encuentran perdidos en mitad de Senegal, sin recursos ni posibilidad de seguir a los malhechores. Se encaminan a un poblado donde tratan de salvar la vida de Dani. Por otro lado, saben que el tiempo que están perdiendo en ese poblado es vital para seguir el rastro de los criminales que secuestraron a María. La esperanza está a punto de perderse, justo cuando estaban más cerca que nunca de encontrar a María y tratar de salvarla.