La virreina María Luisa notifica a Juana Inés su regreso a España, en acato a las disposiciones del rey, pero promete publicar sus textos en la península. El padre Núñez pide a Juana Inés la entrega de todos sus escritos, pues considera inapropiado que una esposa de Cristo los envíe a imprenta y vuelve su amenaza de hacer públicas sus cartas de amor. Algunas monjas de la congregación ayudan a Juana Inés a copiar las obras que Núñez pretende confiscar.