Ongo se ha hecho daño mientras jugaba con Bello y Goomo y debe quedarse unos días en casa. Bello se siente culpable y decide irse a vivir con Ongo para ayudarle y entretenerle mientras se mejora. Sus dos formas de ver el mundo se unirán y ambos descubrirán que todo, incluso lo más trivial, se puede disfrutar si se mira con nuevos ojos.