Dispuesto a obtener más información sobre el desaparecido Ezequiel Cortés, Giralt acude a interrogar a su mujer y no tarda en darse cuenta de que no solo está desconsolada por la inexplicable ausencia de su marido, sino que también oculta algo. Decidido a conocer toda la verdad, no dudará en minar la frágil emotividad de la mujer recurriendo a un personaje inesperado.
Mientras Elías ingresa en prisión, la policía interroga a la madre de Ezequiel Cortés y cierra el cerco alrededor del nuevo sospechoso. Entretanto, Alicia mueve los hilos para liberar a su marido cuanto antes y alejarlo de la peligrosa influencia de su padre, Héctor Castro. Eva, por su parte, planea dejar definitivamente el caso, pero Ramón Saura la convence para que siga trabajando, abriendo su investigación a nuevos sospechosos. Una nueva pista caerá en manos de la abogada y dará un dramático giro al caso que acabará en una inesperada detención.
Elías, sintiéndose más cerca que nunca de su ansiada libertad, se dispone a seguir una pista que le han dado en la cárcel y que, parece, condenará definitivamente a su socio Heredia. Para ello cuenta con la ayuda de Eva quien, a regañadientes, decide confiar una vez más en él. Siguiendo este indicio, irá con la abogada a un desguace de coches para obtener información de un empleado del lugar (Daniel Albaladejo), sin saber que al hacerlo se está poniendo en peligro. Por otra parte, la investigación toma un nuevo giro cuando el caso de Ana y Ezequiel resulta estar relacionado con el pasado de la propia Eva, en concreto con el juicio del accidente de avión en el que fallecieron sus padres. En paralelo, Alicia jugará su propia partida, poniendo de manifiesto que, de todos los implicados, puede que sea la que más información maneja.
Tras descubrir que Ana está encerrada en un sótano secreto de la casa de Héctor Castro, Juan Elías tendrá que terminar lo que dejó a medias aquella fatídica noche. Atrapado por sus decisiones pasadas y presionado por aquellos a los que tendrá que revelar el secreto, deberá decidir entre la verdad y la mentira, entre lo correcto y lo necesario, entre Alicia y Eva. Tome la decisión que tome, sus acciones marcarán dramática e irremediablemente las vidas de todos los que le rodean. Ajenos a los nuevos acontecimientos relacionados con Ana, el inspector Giralt y Eva siguen avanzando en su investigación en torno a Heredia, actual sospechoso principal en la desaparición. Mientras, tremendamente afectado por la pérdida de su hermana Charry y obsesionado con lo que dijo antes de morir -‘Alicia’-, Santi Mur decidirá tomar cartas en el asunto.
Ana Saura está viva, pero aún no está libre. Su única esperanza es Alicia, dispuesta a delatar a Juan Elías para salvarla del infierno, pero ha sido brutalmente apuñalada en su casa y se debate entre la vida y la muerte. Para esclarecer las circunstancias de la agresión y encontrar al culpable entrará en escena el inspector Barros, un experimentado e implacable policía que tuvo algún tipo de vinculación con los Elías en el pasado.
Pol habla con Ana y debe tomar una decisión: sacarla de allí o seguir el plan de su padre, pues Alicia sigue en estado crítico y aseguran que no saldrá del coma. Esa misma mañana, se prepara un careo entre Elías y Santi Mur para discernir si el joven estuvo implicado o no en el apuñalamiento de Alicia. Con la ayuda de Eva, Santi consigue mentir y poner en evidencia a Elías. Pol, llevado por la ira y la impotencia, le propina una brutal paliza al joven a la salida del juzgado.
Alicia despierta del coma y se muestra segura de que ha sido su marido quien la ha apuñalado, aunque no puede demostrarlo. Elías decide contarle que Pol está implicado en el asunto de Ana y le advierte de que será mejor que no diga nada de la chica. Alicia se reencuentra con Barros y decide ir de su mano para encarcelar a Elías, asegurando que fue él quien la agredió. El abogado es detenido y sabe que la única manera de convencer a Alicia será demostrando que fue Santi quien la apuñaló.
Pol se encuentra en la vieja iglesia con Ana Saura, intentando reconstruir el plan de su padre antes de que sea demasiado tarde. Elías sigue detenido y no puede ponerse en contacto con su hijo, pero surge un problema mayor: Heredia ha sido incapaz de frenar el plan y Julieta ha sido secuestrada por Escalante. La cuenta atrás se pone en marcha y el matrimonio Elías tendrá que volver a trabajar mano a mano una última vez para encontrar a su hija. Durante el proceso, Alicia decide confesarse con Barros y contarle toda la verdad acerca de lo sucedido.
Ana ha salido de su cautiverio y se ha reencontrado con su familia. La repercusión mediática ha sido inmensa, pero ella se muestra en estado catatónico, no reacciona a ningún estímulo -incluso se queda impasible cuando ve a su padre- y no contesta a ninguna pregunta de la policía. Elías deduce que está fingiendo porque aún no ha decidido qué versión dar de lo ocurrido: si culpabilizarle a él y a Pol, o dar credibilidad a la mentira ideada por su captor y acusar a Héctor Castro para exculparle. Temeroso de que la joven decida contar la verdad, le pide a Alicia que vaya a casa de los Saura a hablar con ella, pero allí ocurrirá algo dramático que lo cambiará todo. Por otra parte, la jueza ha contratado a Marta Hess para que organice una defensa conjunta para Elías y Pol en el caso de que Ana hable. La sirvienta de los Mur le confiesa a Hess que el padre de Santi no fue a misa la mañana del apuñalamiento, lo cual le resultó extremadamente raro. Este hecho, unido a la llamada que Santi realizó desde el teléfono de Charry aquella mañana, lleva a la policía a registrar la casa de los Mur. Paralelamente, en comisaría, se descubre un detalle en los vídeos de seguridad de los Elías que podría servir para identificar al atacante.
Las implicaciones del secuestro para Juan Elías y su familia, novedades y giros en el caso del apuñalamiento de Alicia y la decisión de Ana sobre si exculpar a su tío y su primo o incriminar a su abuelo, vertebrarán los acontecimientos del último capítulo de ‘Sé quién eres’ en un final sorprendente, en que cada personaje mostrará su verdadero yo, se resolverán todos los enigmas y todas las cartas quedarán boca arriba.