La historia está llena de hombres y mujeres acusados de practicar la más negra de las magias, personas capaces de conectar, en un santiamén, con el mundo de los muertos. Uno de ellos vivió hace siglos en un castillo inexpugnable, oscuro y de paredes gruesas en el medio de la antigua Inglaterra. Ahí, se dice, ocurrían atrocidades salvajes. Su nombre fue William de Soules. Exclusivamente en Podimo.