Kevin está obsesionado con el dinero. Su madre, cada vez que suena su teléfono móvil, se echa a temblar porque sabe que es él quien llama para exigir algo. Kevin no entiende que la situación económica familiar es muy delicada. Su ansia de dinero le ha hecho vender todos los electrodomésticos de su casa, a la que considera de su propiedad, pese a pertenecer a su abuelo.