A mediados de la década de 1960, los estadounidenses desarrollaron un gusto por la comida rápida, deliciosa y asequible, y exigen más. Las franquicias de comida rápida de Estados Unidos, McDonald's, Burger King y Burger Chef, saben que, si quieren alimentar a Estados Unidos y ganar las guerras de hamburguesas, deberán crecer. Pero Wall Street sigue siendo reacia a invertir en cadenas de hamburguesas. Y Ray Kroc está a punto de aprender de primera mano que aquellos que no soportan la presión deben ser expulsados de la cocina.