A Marcel ya se le veía el plumero y era difícil ocultarlo, porque su obra En busca del tiempo perdido se convirtió en una de las cumbres de la literatura universal y en esa obra salen muchos homosexuales, y básicamente toda su vida, eso sí, novelado, con otros nombres y tal. Aunque tenía pasta, porque era de buena familia, Proust tampoco es que acabase muy bien, el pobre, porque tenía una salud de mierda, y eso, por mucho dinero que se tenga, no se arregla. Tuvo dos amantes, Reynaldo Hahn y Lucien Daudet, y tenemos sus cartas, así que ya no es sólo lo de En busca del tiempo perdido, es que tenemos pruebas directas de la propia mano de Proust hacia sus amores.