Madre mía, no se podía ser más guapo, galante y gentilhombre de lo que era Juan de Tassis, y encima noble, o sea, un partidazo, aunque a él se la pelaba todo bastante y era un mujeriego y un jugador y un poco bastante sinvergüenza, aunque bueno, medró en la Corte (a pesar de ser desterrado un par de veces) y se dedicó a la poesía. Su muerte es uno de los episodios más oscuros de la historia de este país, pero morirse le hizo librarse del juicio por sodomía que había abierto la Inquisición, y es que llevaba una red de sodomitas que quedaban para... ejem... pues eso, para practicar el pecado nefando. Este Juan es quien inspiró la figura literaria de Don Juan, el del convidado de piedra.