John Hervey era muy pero que muy mariquita, al parecer, como diría Arévalo en sus pésimos chistes, y bisexual, pero a pesar de su mujer y sus varias amantes, lo que más le marcaron fueron sus relaciones con los hombres, en especial con Stephen Fox, con quien estuvo la nada desdeñable cifra de 10 años, viajando y sin tapujos, porque John era cayetano y muy amigo del rey y eso te daba patente de corso, la verdad. Gracias a él conocemos cómo era la corte inglesa del momento. También hablamos de las Molly Houses, lugares de reunión de homosexuales en el Londres de la época y la música hoy nos la pone su casi coetáneo Georg Friedrich Handel, que también cosía para la calle, por cierto.