Luis Cernuda salió echando patas de su Sevilla natal para descubrir su homosexualidad en la cálida Málaga y, desde ahí, marcharse a Madrid, donde se hizo muy amigo de dos grandísimos homosexuales de la historia literaria de España, Federico García Lorca y quien acabaría siendo Nobel de literatura, Vicente Aleixandre. En su poesía, Cernuda exploró su sexualidad, la soledad y el amor, lo que le hizo uno de los más grandes poetas en lengua castellana del siglo XX. Activo antifascista, acabó sus días en el exilio, acogido, como otros tantos españoles, por México.