Procedente de Roma, la hermana Lucía regresa a Barbate, el pueblo que la vio nacer, tras dos décadas de ausencia. Allí se reencuentra con la dura realidad cotidiana que afronta su familia. Su hermano Miguel, pescador en paro, atraviesa grandes apuros económicos; su cuñada Antonia trabaja en una conservera sobre la que se ciernen continuos rumores de cierre; y Rafa, el mayor de sus sobrinos, trabaja para 'El Rojo', líder de una pequeña banda de narcotráfico.
Lucía comienza a dar clase a los adolescentes barbateños en el Instituto Trafalgar. Mientras Rafa explica a Lucía que Bruno es en realidad un importante capo de la droga, doña Matilde y el padre Verdaguer tratan de impedir que salgan a la luz los verdaderos motivos por los que Lucía se hizo religiosa.
Lucía se encuentra sobrepasada por el drama familiar, mientras Rafa, incapaz de matar a Bruno, le perdona la vida y decide abandonar el narcotráfico y utilizar parte de los fondos de la banda para reflotar la conservera local. Lucía logra que éste confiese que fue Lorena quien le pidió que lo hiciera para eximir a Lario.